sábado, 14 de octubre de 2017

Yo sobreviví a la feria

Todos los años la misma historia. La Feria se instala con todas esas luminosas atracciones y ese ruido ensordecedor, relativamente cerca de mi casa y es imposible ocultarles el gran acontecimiento a los peques. Si no la oyen, la ven y si no se lo cuentan, pero el  caso es que ya los tengo dándome la brasa con el cuando les llevo.

Buuuuuf, que pereza meterme en una multitud, gritos, música estridente para vaciarme los bolsillos a la velocidad de a luz. El próximo año voy a plantearme hacerles elegir entre feria o parque de atracciones. Fijo que me sale más barato.

El caso es que accedí a llevarles el lunes porque ese día y el siguiente todas las atracciones estaban a mitad de precio. Algo es algo.

Allí que me presenté con mis churumbeles el día señalado. Daniel iba un poco mosca porque daba la casualidad que todos sus amigos iban a ir al día siguiente. ¡Vaya por dios que casualidad! Y yo  el martes tenía el día completito, así que se tuvo que conformar. Sobra decir que se lo pasó en grande por mucho que sólo estuviéramos Iván y yo con él.

Se montaron en un montón de atracciones agotadoras. Yo los veía saltar, correr, subir y bajar escaleras, colgarse, tirarse a lo bonzo y me cansaba sólo con el espectáculo. Casa de la risa, castillos hinchables, piscinas de bolas, el tren de la bruja... Todo pasaba vertiginosamente por mis ojos casi sin darme cuenta hasta que mis hijos repararon en el elemento de tortura más horrible de la historia. No sé si le llaman la cárcel o la centrifugadora. A mí me parecía una infernal mezcla de las dos. mis churumbeles me pusieron sus mejores y más estudiados ojitos de bambi para montar en ella. Ya habían reparado que las celdas estaban llenas de niños, así que no me valía la excusa de que era una atracción de adultos.

Resignada a lo inevitable pregunté al encargado si mis hijos podían montar aferrada a una última esperanza que el señor se encargó de destruir con un escueto sí. Por supuesto no podía dejarles montar solos para verles llorar a pie de pista y morir de angustia maternal. Así que me metí con ellos en el cubículo y me aferré con fuerza a los barrotes. Les di instrucciones precisas: agarrarse bien y saltar cuando la atracción bajara para evitar los mareos (yo ya he subido en mi juventud, qué os creeis).

La cosa empezó suave, pero enseguida fue cogiendo una velocidad espantosa. Los chiquillos se me cayeron al suelo y empezaron a estamparse contra los barrotes. No me quedó otras que recogerlos con fuerza y aprisionarlos entre mis brazos y piernas que afiancé como pude. Madreeee que infierno. U aquello que no se acaba. Como no saltaba (ya me diréis cómo) me cogí un mareo importante. Poco faltó para que saliera de ellí a cuatro patas. En cambio, mis hijos salieron dando saltos de la emoción y gritando "¡Otra vez!¡Otra vez!". Ni locaaaaaaa. Se quedaron con las ganas obviamente.

De allí fuimos al simulador de montañas rusa, que les flipó mucho, pero que, no nos engañemos, es muy suavecito y me permitió recomponerme más o menos.

Llegué a casa como si me hubieran dado una paliza y a día de hoy aún me duelen hasta las pestañas. A la cárcel centrifugadora les va a acompañar su padre el próximo año porque una servidora se niega ay ay ay

10 comentarios:

  1. Ho,a guapa, entiendo tu sufrimiento, yo me mareo en todo y lo paso fatal!😘

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    1. Como yooooo. Antes me gustaba, pero ahora lo sufro buaaaa
      Y mis peques cada vez piden emociones más fuertes ainsss

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  2. Jajaajjajaja cómo te entiendo. Yo era de las de montarme en todo,y cuánto más fuerte mejor. Pero desde hace un tiempo(coincidiría con la maternidad??) no puedo subirme a nada!!! En el parque de atracciones lo paso fatal, y los niños cuanto peor es más emocionados están!!! Es horrible!!
    Ánimo compañera

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    1. A mí me pasa lo mismo. Antes era una aventurera yujuuuu
      Me alimentaba de adrenalina jajaja
      Y ahora beso el suelo ainsss

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  3. jajjaja me has recordado a cuando el pobre abuelo se subio con nosotros a la montaña rusa y bajo malo... si es que lo q bo se hace x unos hijos y unos nietos...😊

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    1. Jajajajajaja Síiiiii
      Me acuerdo jajaja
      Tú te subiste con fer y yo con el sufrido abuelo jajaja
      Cómo nos quería <3

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  4. Lo que me mola a mí subirme a los cacharros... Eso sí, con los años me fui volviendo más cobarde y hay cosas a las que ya no me subo ni muerta. Dicen que tiene que ver con la cantidad de adrenalina que se segrega dependiendo de la edad. Yo creo que es más bien que desarrollamos más el instinto de supervivencia, aunque yo sigo siendo bastante salvajilla. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Para la próxima feria te ficho. Dalo por seguro jajaja
      Tu te subes con ellos y yo te cuido a los gatuchis jajaja

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  5. jajajaja vaya aventura en la feria jejeje bueno hasta el año q viene.... ¡descansa y suerte!

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