Casualmente nos enteramos de que en la terraza de La Vaguada se estaba celebrando una competición de deportes electrónicos entre institutos, ACB IE Sports Next. Aunque no podíamos participar en sus batallas, el encuentro contaba con muchos ingredientes para pasarlo bien un rato en familia.
Además de que podías ser testigo de cómo los equipos se dejaban la piel en partidas de Clash Royal y League of Legends, también podías presenciar una lucha de gallos entre raperos muy curiosa, jugar a diferentes videojuegos y disfrutar de la realidad virtual. Huelga decir que mis pequeños alucinaban con el ambiente.
Nada más entrar te regalaban una camiseta de los equipos que se la jugaban frente a la pantalla. Cada uno defendía un valor simbolizado por un animal. Cuando llegamos nosotros ya quedaban pocas, así que Daniel y yo nos quedamos con una verde de una cabra que rezaba: Superación, ¡muy chula! En un principio tenían disciplina-hormiga, diversidad-ornitorrinco, equipo-castores, compromiso-lobo, esfuerzo-tortuga, alegría-colibrí, amistad-delfín, valentía-rinoceronte, sabiduría-búho, respeto-león, humildad-conejo, justicia-águila, integración-camaleón, deportividad-caballo o sinceridad-todo. A mí me gustaban todas, pero de mi talla sólo les quedaba la de superación, mejor porque elegir una hubiera sido un sufrimiento. Iván no quiso ninguna porque andaba demasiado deslumbrado por los videojuegos. El padre optó por una de la Universidad Politécnica, porque también podías elegir unas con los escudos de las Universidades de Madrid, pero de la Complutense, que es dónde estudié yo, ya no quedaban. De todas formas, me gusta más mi cabra (encima es que soy aries jajajaja).
Si te apuntabas a un sorteo te daban una mochila de tela con una taza con tapa, que le veías a todos los participantes para beber agua, unos bombones de Jeff de Bruges que estaban de muerte y un sello de una pelota de baloncesto que le encantó al más pequeño de la familia.
Los chiquillos no perdieron la oportunidad de jugar con la realidad virtual, que sorpresivamente no estaba petada de gente, enseguida pudieron ponerse las gafas y enfrentarse a sus contrarios en una pelea de lanzar bolas de energía y subir escudos. ¡Se lo pasaron genial!
La pelea de gallos fascinó profundamente a mis fieras. Tanto que aún tengo al mayor rapeando a la menor ocasión. La verdad es que estaba curiosa, pero llegué a plantearme si les daban más puntos por palabrota que metieran en sus discursos. Los peques emocionados con tanto taco, ya ves tú. Los participantes tenían que improvisar sobre un tema que les daba el jurado. A veces era fácil como el del Rap, o el concerniente a los dos juegos de la competición, pero otras tenía tela, como cuando les hicieron cantar sobre cine. ¡Que mérito!
Por cierto, que los videojuegos de la competición se eligieron porque, por lo visto, fomentan los valores de las camisetas. El LoL ni idea, pero en esta casa santa fueron muy fans de Clash Royal y de lo único de lo que se hablaba era de machacar sin piedad al contrario. No se yo...
Pero vamos, que el evento nos ha molado mucho y esperamos que lo repitan (y que nosotros nos enteremos). Más tarde indagué un poquito y resulta que es la primera competición de deportes electrónicos que se celebra en la Comunidad de Madrid y su objetivo es que los jóvenes se diviertan a la vez que aprenden a socializar y sobre los valores representados en las camisetas a través de los videojuegos. ¡Pues que buena idea! Porque se les veía la mar de motivados.
Este tipo d einiciativas para los niños son perfectas!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Hay que aprovechar la atracción de los videojuegos para la educación :D
Eliminar