Cada día tengo más claro que mis hijos suspiran por vivir en un castillo. Y yo creo que no les importaría que no tuvieran cristal en las ventanas, que fuera frío y húmedo o que estuviera rodeado por un profundo foso lleno de cocodrilos. Es más, si tiene una mazmorra llena de horripilantes monstruos y tesoros fabulosos casi mejor.
Les encanta montarse historias épicas en cuanto tienen ocasión. Cuando ponen a funcionar su imaginación nuestros modesto piso se convierte en una torre oscura, en una cueva misteriosa, o incluso en la casa de Dave el loco. Si es que es de un versatil... Sólo hay que mirarlo con ojos soñadores y listo. ¡Si es muy fácil!
A veces, me encuentro con pequeños detalles customizados con lo que los peques encuentran por ahí. Lo último han sido las aldabas caseras de sus puertas. De repente una tarde, dejé de oírles pelear y montar pollos. Por supuesto que me preocupé, pero, total, ya que van a liarla, mejor que sea en paz y silencio para que yo pueda avanzar en mis cosas.
Pero estaba equivocada, no me estaban montando una hecatombe épica, sino que estaban con tareas de manitas y se habían construido unas aldabas con un spiner, un limpiapipas, un elástico y una pieza de una piza para usarlas de llamador en sus puertas. Con el fin de que alguien las estrenara se habían encerrado en sus habitaciones. Algo que a mí me mosquea mucho.
En cuanto vi las puertas cerradas corrí a abrirlas sin reparar en los detalles con una reprimenda preparada, pero se me quedó en la boca porque mis hijos se llevaron las manos a la cabeza y gritaron. "Noooooo, mamáaaaaaa", "¡¡Tienes que llamar con la aldaba!!", "¿¿Es que no has leído los carteles??". Pues no, evidentemente no los había leído. Ni los había visto, pero estaba claro que iba a pagar por mi error llamando a las puertas y gritando contraseñas el resto de la tarde. Y así fue.
jajajaja, me maravillan la imaginación que tienen tus hijos!
ResponderEliminarEn mi casa cuando era cría también teníamos las puertas siempre cerradas y había que llamar de una manera determinada. Ahora me doy cuenta de la santa paciencia que tenía mi madre! jajajaja
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Aaaay como entiendo a tu madre jajajjaja
EliminarTú el caso es quejarte ;-) jajaja
ResponderEliminarA mi es que me encanta quejarme. me quedo como nueva jajaja
EliminarOle ahí la imaginación!! A ver si ahora te acuerdas de golpear con la aldaba cada vez que quieras entrar. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarLo de la aldaba fue esa tarde. Ahora vuelven a tener la puerta abierta, aunque las aldabas siguen en los picaportes, no sé si para futuros juegos o por dejadez jajajaja
Eliminarjajaja q imaginación! me encanta.
ResponderEliminarY bueno ya sabes ahora toca llamar y contraseña ¡ya son mayores! jajaja
Afortunadamente, las puertas vuelven a estar abiertas, aunque las aldabas ahí siguen jajajaja Fijo que cualquier día volvemos a las contraseñas
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