En Andares&Co trabajan el desarrollo de los niños por medio del juego y orientando a los padres para hacer frente con seguridad la crianza de sus hijos. Pretende, a través del movimiento y los sentidos, estimular el potencial de cada niño y aportarle seguridad para su crecimiento futuro. En esta ocasión, Lorena García, directora del centro, nos impartió una charla sobre cómo debemos afrontar el primer día de colegio de los niños de primero de infantil, pero muchos de los tips que nos dio se pueden aplicar a niños de todas las edades.
Para entender la situación debemos entender que afecta tanto a los progenitores como al niño aunque de diferente manera. Para los padres significa dejar a los niños en un entorno nuevo en el que tendrá que desenvolverse con mayor autonomía que en la guardería y nos come el miedo, la angustia, la preocupación, la impotencia, los nervios... ¿Estará bien mi niños? Nos preguntamos.
Para entender la situación debemos entender que afecta tanto a los progenitores como al niño aunque de diferente manera. Para los padres significa dejar a los niños en un entorno nuevo en el que tendrá que desenvolverse con mayor autonomía que en la guardería y nos come el miedo, la angustia, la preocupación, la impotencia, los nervios... ¿Estará bien mi niños? Nos preguntamos.
Para el chiquillo significa un abandono por parte de los padres. Le despertamos de forma poco natural haciéndole madrugar, les pedimos que cumplan con una rutina de higiene y desayuno en un tiempo limitado, les presentamos nuevas reglas, les llevamos a un lugar nuevo, le dejamos con un total desconocido y nos vamos dejándolo allí. ¿Volverán a por mí? es lo que se suelen preguntar.
En definitiva, la adaptación es dura. Los cambios nos afectan a todos y se trata de una separación dolorosa para ambas partes. Pero todo esto se puede tornar en una situación más amable con un poco de esfuerzo paterno.
En Andares se trabaja la separación respetuosa desde el primer año de edad para que no sea tan dolorosa y puedan asimilar suavemente ese proceso. Se les dan herramientas para una mejor adaptación tanto a los padres como a los niños. A los peques se les enseña que los padres siempre van a volver a por ellos.
Los primeros días, los niños reciben demasiado estímulos y tantas novedades les produce ansiedad y miedo. Están en la etapa del mío y del yo. Son el centro de su mundo y resulta que llegan al cole, donde hay que compartir y hay muchos más reyes de la casa. Con todo esto se produce un desbordamiento emocional y lo pagan con papá y mamá para demandar atención. Lo normal en estos casos es que se vuelvan más irritables y sensibles. Nos tenemos que cargar de una paciencia infinita.
Si sus padres están tristes y angustiados ante la vuelta al cole se lo van a transmitir al niño y lo vive con inseguridad. Hay que presentárselo con tranquilidad y de una forma atractiva, pero sin mentirles. Nunca hay que decirles algo que nunca va a suceder porque aumentamos su inseguridad y perdemos su confianza.
Tenemos que estar alerta a los cambios del niño, para poder actuar en consecuencia, y a sus logros, que hay que festejarles para motivarlos. Sobre todo mucha paciencia ante sus estados emocionales porque están pasando por un proceso muy duro hasta que caigamos en una rutina tranquilizadora.
En definitiva, la adaptación es dura. Los cambios nos afectan a todos y se trata de una separación dolorosa para ambas partes. Pero todo esto se puede tornar en una situación más amable con un poco de esfuerzo paterno.
En Andares se trabaja la separación respetuosa desde el primer año de edad para que no sea tan dolorosa y puedan asimilar suavemente ese proceso. Se les dan herramientas para una mejor adaptación tanto a los padres como a los niños. A los peques se les enseña que los padres siempre van a volver a por ellos.
Los primeros días, los niños reciben demasiado estímulos y tantas novedades les produce ansiedad y miedo. Están en la etapa del mío y del yo. Son el centro de su mundo y resulta que llegan al cole, donde hay que compartir y hay muchos más reyes de la casa. Con todo esto se produce un desbordamiento emocional y lo pagan con papá y mamá para demandar atención. Lo normal en estos casos es que se vuelvan más irritables y sensibles. Nos tenemos que cargar de una paciencia infinita.
Si sus padres están tristes y angustiados ante la vuelta al cole se lo van a transmitir al niño y lo vive con inseguridad. Hay que presentárselo con tranquilidad y de una forma atractiva, pero sin mentirles. Nunca hay que decirles algo que nunca va a suceder porque aumentamos su inseguridad y perdemos su confianza.
Tenemos que estar alerta a los cambios del niño, para poder actuar en consecuencia, y a sus logros, que hay que festejarles para motivarlos. Sobre todo mucha paciencia ante sus estados emocionales porque están pasando por un proceso muy duro hasta que caigamos en una rutina tranquilizadora.
Una de las rutinas más importantes en esta etapa es la hora de ir a dormir. Hay que hacerle un proceso ordenado para ir relajándolos antes de meterlos en la cama. Lo ideal es hacer actividades juntos como preparar los materiales o la mochila del día siguiente, leer el cuento, hablar de lo que van a hacer al día siguiente en el cole, si tenemos información sobre ellos anticipársela... que participen para que se emocionen con la idea de ir al cole. A los niños pequeños no les gustan nada las sorpresas. Necesitan conocer qué va a pasar a continuación para sentirse seguros.
Si les presentamos las situaciones de forma divertida y que no pasa nada por equivocarnos ellos se sentirán más seguros y motivados. Hay que venderles el cole como algo mágico porque van a estar muchas horas allí metidos.
Otro punto importante a tener en cuenta es el hecho de que hay que evitar comentarios negativos delante del niño porque ellos se enteran de todo. Lo necesitan es mucha atención y refuerzo positivo, no críticas y reproches que aumenten la presión de su carga.
No hay que olvidar que las madres somos humanas y los niños deben saber que tenemos debilidades y emociones pero nunca podemos caer en un chantaje emocional porque le cargamos con una presión adicional. Nunca debemos decirles que si lloran mamá va a estar triste y frases del estilo. Llorar es un mecanismo importante para aprender a gestionar las emociones y es vital que lo usen cuando lo necesiten.
Es más, si el niño crece pensando que sus padres son perfectos su autoestima se ve afectada porque no les damos la opción de poder superarnos. A veces es importante ser conscientes de que no podemos con todo y que pidamos ayuda al padre, los abuelos o la persona de confianza más cercana. Hay que aprender a delegar con seguridad.
Un truquito que puede ayudar a que los peques comiencen esta etapa de su vida de forma más relajada consiste en regalarle un objeto "mágico" que contenga amor de papá y mamá y que le haga sentir más teniéndolo cerca. Por ejemplo una pulsera, un lápiz especial, una piedrecita bonita... También funciona en el sentido contrario, que él nos regale un objeto con amor a nosotros para tenerlo presente. Los objetos de apego pueden servir de mucho consuelo cuando se enfrenten a la separación con sus padres.
Lorena nos aconseja que las despedidas en la puerta del cole o de la clase sean cortas para no angustiar al niños y que les informemos siempre quién va a ir a recogerles: nosotras, los padres, los abuelos... Como ya hemos dicho, no les suelen gustar las sorpresas. Siempre, o al menos los primeros días, debemos llegar puntuales en la recogida porque ver como se van sus compañeros y que su madre no llega es una situación muy dramática para ellos .
La comunicación con el peque es muy importante, pero sin juicios ni preguntas insistentes. No hay que abrumarles. Les observamos, sacamos conclusiones, les comentamos, les dejamos hablar, les animamos a seguir y que lleguen a sus propias conclusiones. Necesitan que les entiendan y todavía les cuesta expresarse. Es bueno buscar momentos para la conversación por ambas partes. Los padres también tienen que contar sus experiencias del día para que vean que somos humanos y nos pasan cosas buenas, malas y regulares como a ellos. Además, así les animamos a contarnos su día aprendiendo por imitación.
En esos días el niños necesita un extra de atención, así que lo ideal es dedicarle al menos 20 minutos para jugar con ellos a los que quieran.
En esta etapa la autonomía cobra mucha importancia y hay que fomentarla con refuerzos positivos y nunca descalificando. Con la práctica lo van haciendo mejor, pero si de entrada la decimos que lo ha hecho mal los desmotivamos y ya no quieren hacer la tarea nunca más. Sobre todo, nunca le des tareas impropias para su edad porque se frustran mucho.
La charla fue de lo más completa y Lorena habló de muchos puntos importantes. Al finalizar nos comentó que en este momento se está impartiendo en Andares&Co un curso sobre la metodología del centro centrada en el desarrollo integral del bebé de 0 a 3 años: el emocional, motor y cognitivo con parte teórica y práctica. Toda la información se puede encontrar en su página web y si estás interesado y llamas diciendo que vas de parte de mi blog te hacen un 10% de descuento.
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