Ahora que tengo unos minutos de tranquilidad (unos pocos, no os creáis), me ha dado por hacer balance del resultado del juego que me dio por hacerle a los críos este verano. La idea era motivarlos para que estudiaran voluntariamente (o casi) y no pasar por el calvario de todas las vacaciones para que se sienten a repasar un poco (lloros, gritos, reproches, rasgadura de vestiduras, etc).
El método no puede ser más simple. Les hice un cuaderno de campaña para apuntar los avances. A cambio de una serie de actividades se les daba puntos que una vez cada siete días podían canjear por bonos (los que pudieran comprar con los puntos obtenidos sin límite) u objetos (Sólo uno cada día de mercado).
Evidentemente, los contenidos propios del curso daban muchos más puntos que los que eran realmente divertidos, aunque también didácticos, como experimentos, juegos o excursiones... También hice una tabla de penalizaciones por mal comportamiento a ver si lográbamos tener una época estival más tranquila, pero es más fuerte que ellos, me temo. ¡La de puntos que perdieron! y eso que yo era todo bondad.
De entrada tuve que poner ciertas normas para evitar el caos en las jornadas de estudio: tenían que hacer dos fichas obligatorias al día sobre contenidos de clase que yo les ponía y que podían ser de mates, ortografía, caligrafía, dictados, inglés, leer en voz alta... Y luego todas las fichas voluntarias que quisieran. Nada más terminar de desayunar se ponían primero con el hueso duro de roer de las dos fichas obligatorias y luego consultaban sus objetos de deseo para el día de mercado para calcular los puntos que necesitaba con las fichas secundarias justas (normalmente de unos libros de actividades de los superpreguntones que les compré y que eran chulísimos). Es la primera vez que me terminan los cuadernos vacacionales. He de aclarar que les puse las cosas caras para que se esforzaran.
Encima, al estar todo el día conmigo, se llevaban los castigos a pares y a millares, así que tenían que ahorrar mucho para poder comprarse un turno al día de 20 minutos de videojuegos (con el bono de comprar bonos fuera de día de mercado podían hacerlo).
Este fue otro ajuste que tuve que hacer sobre la marcha, poner un límite a los minutos de videojuegos porque se mataban haciendo fichas para poder jugar más y eso tenía muchísimos aspectos negativos. Primero que me invalidaba los castigos y les daba carta blanca para portarse mal. Y segundo que su intención era pegarse medio día haciendo fichas y el otro medio pegados a la pantalla. ¡Vaya razonamientos peligrosos! Así que al final, de los cuarenta minutos perdidos en cada castigo, sólo podían recuperar la mitad.
Otro fallo del sistema de juego fue poner las actividades divertidas tan baratas. Para poder canjearlas por los puntos tenían que registrarlas en su libro de campaña (Y de paso repasamos ortografía, caligrafía y expresión escrita), pero les parecía mucho trabajo para sólo cien puntos (frente a los 500 de las fichas de los cuadernillos vacacionales), así que hacían las actividades encantados, pero luego no les valía la pena hacer la ficha del diario. Entre tiras y afloja, las acababa simplificando mucho (incluso llegué a admitir dibujos esquemáticos cutrísimos, ¡que le vamos a hacer!). El caso es que jugaran, se motivaran para estudiar y se implicaran con el juego.
Lo cierto es que han estudiado más que ningún otro verano con diferencia, incluso demasiado, con el fin de recuperar esos minutos de videojuego perdidos en castigos merecidísimos, pero no he logrado motivarlos para que lo hicieran con el fin de mejorar sus debilidades académicas. En resumen, que lo hacían mal y pronto para ver si colaba (que no colaba y les mandaba repetirlo), así que nos hemos pasado demasiado tiempo en el pupitre dándole al lápiz. Y eso tampoco me ha gustado. Ni por ellos ni por mí, que tenía que dejar todo aparcado para corregirles, ayudarles, explicarles cómo se hacía esto u lo otro, cómo se escribe una palabra o cómo pueden expresar tal cosa o tal otra. ¡Vamos que he pringado como nunca!
Inicialmente la idea era que jugaran a este juego de lunes a viernes, pero al final quité el viernes también por mi bien ¡con bastantes protestas de mis churumbeles! Tened en cuenta que esos días era imposible recuperar minutos de tele o de videojuegos porque si no se juega no se puede intercambiar bonos.
Estaba previsto que el juego durara 30 días no seguidos, casi todo en julio, y dejar el resto de vacaciones de verdad, pero dejando fuera los viernes y algún otro día en el que yo no daba para más, nos fuimos a las TdN sin completarlos y con dos niños enfurruñados porque no habían podido comprar todos los objetos que querían. En agosto no les pedí nada relacionado con estudiar, pero el padre (que no había hecho seguimiento del juego) les sentó algunos días después de comer a hacer cosillas de repaso, así que cuando volvimos les di 5.000 puntos, por todo ese trabajo libre.
Reanudamos el juego la última semana de agosto y primera de septiembre, antes de comenzar el cole, y el último día de mercado los muy caraduras se pensaba que les iba a regalar los objetos que quedaban en el mercado. ¡Pero de eso nada! Los dejo para usarlo de tesoro en algún otro juego que se nos ocurra.
Aquí os dejo la lista de todos los post que hice sobre el juego:
Un juego épico para repasar en verano
Aprendiendo a estructurar relatos
Cuestionando al ratoncito Pérez
Batidos y sabores
Experimentos con líquidos mágicos
Cañones listos para luchar contra el monstruo
Leemos de forma divertida gracias a Rayuela de Librojuegos
Brochetas de fruta
Descifrando enigmas para encontrar el código
Trabajamos la expresión escrita gracias a María Jesús Campos
Cuchigato Blanquinegro
También hicimos excursiones que plasmamos en el diario de campaña, pero no me ha parecido que aporte mucho incluirlas en este listado.
Me parece una gran idea, tendremos que hacer algo parecido a ver si así no hay peleas jejeje
ResponderEliminarSi quieres el PDF que hice para que te sirva de guía me lo dices y te lo paso :D
EliminarDe verdad que creo que tienes un mérito impresionante!!
ResponderEliminarYo sería incapaz de organizar algo así.
Es toda una hazaña!!
aaay muchas gracias!!! no tanto mérito porque es que a mí me encanta hacer estas cosas y me lo paso muy bien aunque proteste jajaja
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