Cuando desde el AMPA del cole de mis niños me propusieron colaborar en un taller de Slime no me lo pensé dos veces. Que ya sabéis que a mí estas cosas me encantan. Me apunté al segundo.
El día D me presenté con el carrito lleno de líquido de lentillas, bicarbonato, purpurina, colorante y demás ingredientes inocuos para que los peques se lo pasaran bomba guarreando.
Los dispusimos en la mesas esperamos a que empezaran a venir los protagonistas de esta historia. Y vaya si vinieron. Con unas ganas de experimentar locas. Me encantan los niños y su predisposición a pasarlo bien. ¡Eran un montón! Y todos majísimos. Enseguida se pusieron manos a la obra de forma entusiasta.
Los padres que asistieron también resultaron ser muy participativos y enseguida se hicieron con la situación ayudando a unos y a otros, resolviendo problemas, suministrando material... Alguno acabó tan pringado como los chiquillos doy fe.
"¡Mas purpurina!", se oía por un lado, "A mí no me han echado bicarbonato", "Yo quiero muuucha espuma de afeitar, más, más...", Y siempre había un padre dispuesto a satisfacer al pequeño demandante.
El problema es que ya habíamos seguido todas las indicaciones de la receta y aquello no se parecía a Slime, sino a masa pringosa sin más. Algunos niños empezaron a razonar por qué podría ser. "Es que no hemos puesto detergente", concluyó una niña, apoyada por su grupo de amigas, "en casa lo hacemos así y sale...", aquí tuve que explicar que el problema está en que esos ingredientes no se podían poner en manos de niños pequeños en un taller como ese. Y todos parecieron comprenderlo.
Había alguno con cara de decepción, pero la mayoría decidió que había que sacar lo mejor de la situación. Es decir, jugar con la cosa indefinida que tenían delante. ¡Todo un mundo de texturas nuevas que descubrir metiendo la mano hasta los codos! Bueno, afortunadamente ninguno metió los codos. Pero luego, a la hora de limpiar encontramos manchas hasta en los lugares dónde se suponía que no se había acercado ninguno de los que participaron. Mi conclusión es que debió volar.
Al final el slime en si fue un fracaso total, pero pasamos un rato divertido y nos reímos un montón. Yo creo que a los niños les das agua y tierra y ya son felices jajaja
Jajajajaja, fracaso divertido jajajajaja me parto !!!! Contigo nada sale mal ;)
ResponderEliminarFue un total desastre. Nadie consiguió Slime, pero sí una masa extraña lista para ser investigada jajaja
EliminarAquí venimos a pasarlo bien! La verdad es que muchos deberíamos aprender de esta actitud infantil ;)
Que pena que también caigan en el extremo contrario: "aaaay, que desgraciadito sooooy" jajaja
Yo lo hice una tarde en casa...ni te cuento como acabó la cocina.
ResponderEliminarEste año los reyes han traido un juego para hacer slime, ya sabes, te viene un sobre con unos polvos que hay que mezclar con agua y varios botecitos de purpurina, estrellitas...y todavía hay purpurina por casa!!!
jajaja por mi casa también tenemos sitios que brillan sospechosamente. Jolín con la purpurina, pasarán años y seguiré encontrando...
EliminarLos polvos son borax. Una vez intenté buscarlos y no los encontré en ninguna farmacia. me lo paso una amiga que trabajaba en un laboratorio, pero no son aptos para niños pequeños, así que no los incluí en la lista ;)