Estaba yo trabajando tan tranquila un lunes de la Semana Santa que acabamos de pasar cuando me sonó el móvil con un mensaje: "Tus hijos se han metido por un túnel", rezaba y el autor era el padre de las criaturas. Los tres se habían ido Covarrubias a hacer el salvaje lejos de la influencia materna.
¿Un túnel? "¿Cómo ha sido eso?", indagué curiosa. La respuesta me llegó en forma de foto de lo que parecía un tubo medio enterrado. "¿¿¿Se han metido por ahí????" exclamé digitalmente horrorizada. "No", me contestó el progenitor, "Por ahí han salido llenos de barro de cloaca", "¡¡¡¿Cómooooo?!!!" y ahí mi maridín fue cuando comenzó a ignorarme, supongo que presintiendo mis ansias asesinas.
"Pero... ¿y si se hubieran quedado atrapados?, ¿Y si dentro hubiera habido un gas tóxico?, ¿Y si les hubiera mordido una rata?...
Silencio, silencio, silencio...
Esa tarde recibí una llamada de mis emocionados churumbeles que me contaron más de la aventura. Resulta que se habían colado por un tubo de desagüe que recorría unos diez metros hasta el río, a cuatro patas y con el único punto luz que les daba la linterna del móvil de unos ellos, porque encima se metieron con amigos ante la impasible mirada del padre, que aseguraba un poco titubeante que no había corrido peligro en ningún momento.
Encima se chivaron de que el "adulto" en cuestión se había dedicado a hacer ruidos extraños desde el exterior para acojonarlos y que salieran más rápido. Menos mal que iban con un niño que sé de buena tinta que se preocupa de los pequeños y fijo que tranquilizó al benjamín de mi familia, que, en otro orden de cosas, me confesó que había llorado un poquitín, pero que ahora se le oía más feliz que una perdiz y muy orgulloso de su hazaña.
Llegados a este punto amenacé a los tres con el sufrimiento que les iba a proporcionar mi ira desatada cuando llegara al pueblo el miércoles por la tarde si me enteraba de que habían repetido la incursión y al padre le cayó una buena bronca en cuanto le vi asomar por la estación de autobuses: "¡Pero cómo se te ocurre! ¡Es que no sé quién es más niño! ¡Es que no ves el peligro!..." y así un buen rato.
Luego, todos los amigos que escucharon la historia muertos de la risa aseguraban que no les parecía para tanto y que eran cosas de niños, pero me hubiera gustado verlos si hubieran sido los suyos lo que se metieran por la cloaca.
Ahora voy a tener que vigilarlos a los tres muuuuuy de cerca.
Madre mía, como me identifico con tu marido, cuando lo conozca lo invitaré a una cerveza.
ResponderEliminarJajajaja Pero no la lieis jajajaja
EliminarQue miedo...
jejejeje, aventuras, yo tpc lo veo para tanto, además estoy segura de q el padre.... sabía q estaba abierto y sin peligro (te lo a ocultado, seguro, jajajaj) pasadlo bien!!!! y esperamos nuevas aventuras. SALUDOS!!!
ResponderEliminarNo sé yo jajajaj
EliminarMejor pensamos bien como tú ;)
No sé yo si quiero más aventuras de estas XD
Es que a veces las mamas exageráis jejejeje
ResponderEliminarClaaaro, claaaaro XD
EliminarMadre mía, lo mato si me hace eso con el mío jajaja
ResponderEliminarCastigados en Madrid sin más pueblo!!
Pues más o menos, porque en el puente de mayo dije que a Cova no iba, pero en realidad fue porque trabajaba el viernes jjajaja Así que nada
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