Comienza una nueva saga de lo más emocionante: Los dioses del Norte. El primer tomo lleva el título de La leyenda del bosque y, como es lógico, nos cuenta el principio de una aventura en la que tres primos descubrirán un secreto, que da la vuelta 180 grados a sus vidas, y les sumerge en un peligro en el que oscuridad, brujos, dioses de la mitología vasconavarra y criaturas mágicas les enseñará que hay mucho más de lo que ven, y que las pequeñas señales siempre han estado allí, aunque no hayan sabido verlas hasta que las más pequeña de ellas se ve envuelta en una situación desesperada.
Jara Santamaría, la autora, se adentra en el mundo de la fantasía con una novela bien estructurada y maravillosamente narrada. La historia engancha desde el comienzo y nos adentra en un universo en el que la magia ha sido desterrada a un mundo de tinieblas que cuenta con su propia organización social en la que la electricidad es un tabú y hay oídos en todas partes. Pero, a cambio, la magia fluye por todos los rincones alimentando el alma de sus habitantes.
No puedo decir que el argumento sea original, pero incluye toques y detalles que la enriquecen mucho. Y el contexto que describe sí que me parece muy original: ese mundo de Gaua con sus propias reglas.
El esquema que sigue la novela significa éxito seguro entre niños, adolescentes y jóvenes, que es el público al que va destinado. La recomendación de la editorial es a partir de 9 años y yo estoy de acuerdo. Daniel, que tiene 9 años, lo ha empezado con timidez porque le echa para atrás que tenga tantas páginas (¿314 le parecen muchas? ¿En seriooo?) y carezca de ilustraciones en el interior (que mal le he acostumbrado), aunque se lee muy rápido y la magia es un tema que le interesa enormemente.
El pequeño Iván lo coge, lo ojea, lo mira, lo remira y acto seguido me mira a mí con ojitos de bambi. Está claro que quiere que se lo lea. Tiene 7 años, pero estoy seguro que si quiere puede leérselo él sólo. A Ambos les he explicado que da lo mismo leer tres libros cortos que uno más largo. De hecho, si te gusta, cuanto más largo mejor. Hay un contraste curioso entre las ganas de terminar un libro que te gusta y la frustración por quedarte con ganas de más cuando te lo has terminado.
Supongo que terminaré claudicando y leyéndolo en la hora del cuento, pero primero quiero que se lo termine el mayor para que se le quite el miedo a los libros de más de 200 páginas y aprenda de una vez a disfrutar de la lectura sin límites. Es un buen comienzo, porque estoy segura que su curiosidad por saber qué les depara a Ada, teo y Emma hará que no pase mucho tiempo antes de que se lo acabe y me pida el siguiente (que por cierto, aún no está publicado, así que mejor que tarde un poco más).
Habrá que tenerlo en cuenta
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho, aunque sé que para Iván es demasiado todavía...
Eliminares que 300 y pico páginas ya son ... y encima sin dibujitos. Seguro que cuando lo cojan por banda les encanta.
ResponderEliminarSupongo que como a mí me encantaba leer y me daba igual el tipo de letra, tamaño o número de páginas mientras la historia me enganchara... Es que antes los libros tenían menos dibujos y mas letras creo yo: las torres de malory, los cinco, Puck...
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