El peque se había dibujado un tablero en el que reflejaba varios niveles y había cogido muñecos de Lego para usarlos como las figuras que se enfrentaban durante la partida.
Un jugador jugaba con Batman y el otro con los malos, incluído el Joker. Por un lado Batman tenía más vida y cada dos turnos se curaba dos de vida, pero por otro los malos eran más. Cada uno de sus oponentes tenía su ficha con su vida y el daño que hacía su ataque.
En su turno tanto el bueno como los malos sólo podían mover hasta dos casillas y, en caso de tener alguien a tiro atacar.
Cuando jugué yo contra Daniel ganaron los malos, que lo manejaba él. Y cuando Raúl tomó las riendas de Batman, ganó el bueno.
La batalla final |
Me encanta, seguro que terminan montando partidas de rol súper completas.
ResponderEliminarYa lo hacen! Se las curran un montón :)
EliminarEs increíble la imaginación de este niño☺☺☺
ResponderEliminarDemasiada jajaja
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