¡Ostras! Eso tenía que verlo. Nunca en mi vida me había topado con ninguno y ardía en curiosidad. me faltó tiempo para irrumpir en el lugar indicado exclamando "¿¿¿Dónde??? ¡¿¿¿Dónde???!". Y detrás que fue mi primogénito más que encantado de señalarme el lugar.
Y ahí estaba el pequeño punto verde brillando en todo su esplendor. Ambos lo miramos extasiados como si fuera el mayor tesoro del mundo unos minutos y luego fuimos corriendo a buscar a su hermano para seguir compartiendo tal maravilla.Cuando llegó Iván había otro aún más gordo y más luminoso. ¡Que pasada!
Me lie a tirar fotos, pero ninguna hacía justicia al espectáculo de la naturaleza del que estábamos siendo testigos. Seguro que pensáis que exagero, pero es que ver por primera vez un insecto fosforito impresiona. Al menos a mí.
Al final logré una un poco cercana a la realidad (poco) y decidí echar una con flash. ¡Craso error! La monería de bicho se convirtió ante nuestros ojos en un repugnante y gordo gusano. Como engaña la cosa.Aún sabiendo la horripilante verdad que se escondía detrás del cuquismo inicial no podíamos dejar de admirar y comentar las refulgencias del gusano. Creo que nos echó un hechizo cautivador o algo así.
Eso sí, un ratito después nos cansamos y los dejamos por fin en paz para volver cada uno a nuestras cosas.
No sabía que había gusanos brillantes. Un beso
ResponderEliminarYo sí lo había leído en algún sitio, pero nunca había visto uno. Ni una luciérnaga tampoco. Por eso nos ha flipado tanto jajajaja
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