Cambió todos mis planes para el finde porque me iba a ir tan feliz a las fiestas de Covarrubias, pero Raúl se negó a retrasar ni un día su marcha y me dejó atrás. Fiestas de Covarrubias habrá más, pero encuentros con Gareth Edwards dudo mucho que se me presenten muchas más oportunidades. Pero vamos, que me podía haber esperado y lo hubiera tenido todo. En fin. Que él se fue con el mayor y yo me quedé con el pequeño y con muchas ganas de asistir al evento.
Me llevé conmigo a Iván qué el trailer le había hecho mucho tilín y nos presentamos en el cine Paz con muchas ganas de disfrutar de un momento épico palomitero por todo lo alto. Y así fue. La película no puede ser más emocionante, con momentos trepidantes, tiernos y hasta de reflexión. Nos traslada a un futuro en plena guerra mundial a causa del extremado desarrollo de la Inteligencia Artificial. Ha llegado un momento que los robots se han humanizado tanto que en Nueva Asia se les considera seres vivos inteligentes con más corazón y alma que muchas personas, mientras que en estado siguen pensando en ellos como máquinas programadas a las que desconectar y exterminar para salvar el futuro de la humanidad.El blando occidental a desarrollado una nave gigante cuyo objetivo es rastrear y destruir a los robots y androides que está causando estragos en el bando oriental, Nomad. En respuesta a los bombardeos de este monstruo bélico, oriente está desarrollando el arma definitiva que los llevará a la victoria y que resulta ser una niña pequeña con la capacidad de crecer y hacer más poderosa su habilidad de controlar la energía y reprogramar los dispositivos robóticos.Un soldado retirado tras una misión que le hizo caer en depresión y replantearse las razones que les han llevado al infierno en el que viven es el encargado de encontrarla y destruirla, pero todo se va complicando. Los efectos especiales, las escenas de acción trepidantes, los dilemas morales y unos personajes a lo que fácilmente coges cariño son la gran baza de una película con guion poco original, pero bien desarrollado. Sobre todo con esa forma de contar la historia en la que entremezclan hechos del pasado y del presente de una forma a veces una tanto caótica y que resalta aún más el ambiente bélico en un futuro distópico en el que la esperanza puede ser lo que más tememos.Sobra decir que lo pasamos genial con la peli, pero lo mejor venía después: el coloquio con el director Gareth Edwards. Fue un momento divertidísimo porque la verdades que tiene mucha chispa. Debe ser divertidísimo trabajar en un rodaje con él. Te cuenta las cosas con mucho desparpajo y sinceridad. Como cuando confesó que el mejor momento del rodaje fue al principio cuando le parecía que la peli iba a ser grandiosa y las expectativas versus realidad aún no le habían sumido en la desesperación. Y eso que el resultado final es como para estar orgulloso, pero, claro, nosotros no vemos los errores porque no lo hemos vivido desde dentro, aseguró entre risas.Otro momento gracioso fue cuando le preguntaron cual era el objetivo de la película y contestó que, evidentemente no ser esclavo de la Inteligencia Artificial en el futuro, aunque luego añadió que pretendía que el espectador sintiera empatía por los personajes, tanto humanos como robóticos y con su situación y circunstancias.Todo esto llevó a la gran pregunta de moda, algo así como que si se siente amenazado por el desarrollo de la IA y cómo cree que afectará al futuro. Me gustó su respuesta: "Creo que ahora lo vemos con temor, pero dentro de unos años, miraremos hacia atrás, veremos todos los beneficios que ha traído al progreso en la medicina, los servicios sociales, la calidad de vida... y pensaremos que ha valido la pena... O seremos esclavos de la IA. También hay una pequeña posibilidad de que pase eso".
Grandioso este señor. Se metió al público en el bolsillo en cada una de sus intervenciones. Para no alargarme más, si queréis profundizar sobre este evento, el coloquio y la película podéis leer el post que publiqué en Facesonthebox al respecto.
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