Pero sí que hemos jugado más veces a tinieblas (les encanta y hasta el mayor se ha unido las últimas veces), comido chuches, gritado de terror, aullado como lobos y atrapado a un horrible monstruo (una cucaracha enooorme, para más señas), disfrutado de desayunos y meriendas especiales... entre otras cosas.
Lámparas de calabazas
A pesar del poco tiempo del que disponíamos, no pude resistirme a comprar las calabazas típicas de Halloween, que venían haciéndome ojitos cada vez que tenía que visitar el super. Pues al final cayeron en el carrito. Soy débil.
A los niños les encantan, pero sólo les dejo diseñar las caras dibujando en un papel lo que quieren o con lápiz sobre la calabaza directamente, y luego es el padre el que se encarga de manejar el cuchillo. Ya son unos adolescentes de primera, pero me sigue dando miedo que se corten. Además, así participamos todos: las fieras diseñan la expresión de la linterna calabaza, el padre corta según sus indicaciones y yo la vacío para preparar el pastel de calabaza.
La idea era pintarlas con pintura que brilla en la oscuridad (otro capricho al que no pude resistirme), pero se nos pudrieron antes de que pudiéramos tunearlas más. ¡Es que los días se pasan volando! Pues nada.
Eso sí, quedaban de miedo con las velas de luces led en sus interiores.
Pastel de calabaza
Como ya adelanté, con la pulpa hicimos pastel de calabaza, que es el favorito de mis hijos. Aunque aseguran que una vez lo hice tremendamente delicioso y nunca más he vuelto a dar con la fórmula mágica (siempre busco la receta en internet cuando llega el momento. No se me ocurre guardarlas para la siguiente ocasión).
Este hecho hace aún más emocionante el momento pastel. Se ponen muy serios a la hora de probarlo y decepcionarse. Hasta ahora nunca he logrado igualar aquel mítico pastel de calabaza. Empiezo a pensar que lo tiene idealizado y que jamás en la vida podré repetirlo, simplemente porque sólo existe en sus cabezas.
Lo bueno es que les encanta, aunque no sea EL PASTEL en mayúsculas.
Casita de chocolate
Siguiendo con las chuches, les hice una tarta de chocolate muy inquietante y llena de arañas de gominolas que se comieron casi de una sentada. ¡Que cafres son a veces!
Tuve algunos problemas al hacerlas, pero lo bueno de halloween es que cuanto más roto y desastre mejor, ¿no? Al menos a ellos les pareció maravillosa.
Asesino, víctima o arma del crimen
También pudimos jugar a un juego que me inventé y al que llamé Asesino, víctima o arma del crimen, aunque no del modo en que me hubiera gustado. De esto ya hablé en este post.
Chuches, misterios y asesinatos
Otro juego al que me habría gustado jugar en días anteriores fue el otro que creé con un atractivo principal que sé que les flipa a mis fieras: la ganancia de chuches. Pero no ha dado tiempo así que espero jugarlo esta noche, la noche más terrorífica del año :)
Lo he llamado Chuches, misterios y asesinatos.
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