Por otro lado, Daniel parece inmune a todo esto. Ya este chorreando sudor o con la piel fría el sonríe y llora lo que es normal en él. Pero para mi es una tortura el momento de elegir la ropa cion la que irá a la mañan siguiente a la guardería. Si le destapo mucho cogerá frío cuando sale de casa por la mañana, pero a medida que pasan las horas se me asará si lo abrigo demasiado. Porque no creáis que las chicas de la guardería están ahí para cambiarte al bebé a capricho. Bastantes malabarismos harán para ocuparse de su grupito de chiquillos. Sólo de pensarlo me echo a temblar.
La verdad es que estoy deseando que llegue el verano de una vez. Tendré que estar mojando todo el día la cabeza del niño y poniéndole cremita en la piela cada cinco minutos, pero al menos sabré que hoy, mañana y pasado hará calor.
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