martes, 27 de abril de 2010

Se me asa, se me resfría

Con este tiempo tan loco una no sabe como vestir al pequeñajo. Unas veces lo arropas amorosamente para salir a pasear por los Campo Elíseos del mismísimo infierno y otras le colocas unos pantaloncitos cortos con los picecillos al aire para que coja todas las corrientes gélidas de las esquinas. Por las noches no me atrevo a quitarle el saquito por si acaso coge frío, pero se pega unas sudadas impresionantes. Menos mal que una amiga me ha hablado de una saquito de entretiempo, que se ha convertido en una urgencia que debemos adquirir por el bien de nuestro retoño.

Por otro lado, Daniel parece inmune a todo esto. Ya este chorreando sudor o con la piel fría el sonríe y llora lo que es normal en él. Pero para mi es una tortura el momento de elegir la ropa cion la que irá a la mañan siguiente a la guardería. Si le destapo mucho cogerá frío cuando sale de casa por la mañana, pero a medida que pasan las horas se me asará si lo abrigo demasiado. Porque no creáis que las chicas de la guardería están ahí para cambiarte al bebé a capricho. Bastantes malabarismos harán para ocuparse de su grupito de chiquillos. Sólo de pensarlo me echo a temblar.

La verdad es que estoy deseando que llegue el verano de una vez. Tendré que estar mojando todo el día la cabeza del niño y poniéndole cremita en la piela cada cinco minutos, pero al menos sabré que hoy, mañana y pasado hará calor.

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