sábado, 30 de noviembre de 2013

El circo: ¡¡Todo un espectáculo!!

Este año hemos llevado por primera vez a los niños la circo que ponen cada Navidad en Madrid. Nos parecía que Iván era demasiado pequeño, pero que Daniel lo iba a disfrutar. Al final se lo pasaron bomba los dos, pero por las noches les dio pesadillas. ¡Quién lo hubiera dicho!

A Daniel lo que más le gustaron fueron los trapecistas y el coche que se convertía en robot. Y a Iván los leones, que, en realidad, eran tigres, pero no hubo manera de sacarle de su error.

A mí, la verdad, es que lo animales de circo me dan mucha pena. A estos se les veía bien alimentados y lustrosos, pero esa música estridente y esa luces deslumbrantes en cada actuación no puede ser bueno para ellos.

´Cuando le anuncié a Daniel, unas horas antes del acontecimiento, que íbamos al circo se puso como loco de contento. Desde entonces sólo tuvo una idea en mente: comer algodón de azúcar, como hacen Dora y Botas en el capítulo dedicado al león de circo. No paró de insistir hasta que le compré uno. Y... Claro, si se lo compras a uno lo quiere el otro, así que el pequeñajo iba estampando algodón de azúcar por todos los sitios por donde pasaba. Y al final el suyo se lo tuvieron que comer entre papá y mamá. ¡Con lo que empalagan esos dulces!

Fuimos con unas amigas y sus hijos y una de ellas trajo figuras de chocolate para todos. ¡¡Era la fiesta de las caries!! ¡¡Yujuuuu!! Pero los niños encantados.

El espectáculo estuvo muy bien porque los números eran muy variados y algunos incluso originales, como el del hombre laser, que hacía virguerías con las luces a ritmo de discoteca. Los peques se rieron con los payasos, se mantuvieron en tensión con las acrobacias, alucinaron con los tigres, los caballos, los camellos y los elefantes... La única pega es que fue muy largo y hacia el final empezaron a desmandarse. Iván se tiraba sobre mi emulando a las estrellas cirquenses y Daniel no podía estarse quieto en su sitio.

Durante toda la sesión me tocó cambiarle el pañal a Iván dos veces y he de decir que ya alcanzo niveles de maestría. Una pena que se lo estemos quitando justo ahora que parece que llego al último nivel de dificultad. Le llevamos con pañal al espectáculo porque no veíamos viable lo de llevarle al baño cada hora de las tres que estuvimos allí, entre colas, esperas y actuaciones.

Después del circo, y como algo excepcional, los llevamos a cenar a una hamburguesería. Parecía que los chiquillos se habían vuelto locos, corrían , saltaban, trepaban por las paredes... Cuando Iván empezó a llorar demasiado y yo me sentí claramente agotada nos despedimos de los amigos y nos fuimos a casa a descansar.

Aunque, como ya digo, el circo les dio pesadillas y me dieron una noche terrorífica.

4 comentarios:

  1. A mí es que nunca me gustó. Los trapecistas, un poco más pero el resto no me molaba nada. Los payasos me daban muchísima pena... Vaya, que yo también hubiese tenido pesadillas. Jajaja. Besotes!!!

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    1. A mí tampoco me gusta nada. Y eso que sólo he ido una vez en mi vida. Ahora los niños no se pierden una, pero cuando yo era niña sólo íbamos al parque los viernes y el resto lo pasábamos en casita jugando tranquilamente. Los fines de semana: excursión el sábado y casa de la abuela el domingo. Jajaja parezco una abuelilla contando sus batallitas :D

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  2. A mi el circo tampoco me gusta mucho, pero en la empresa del padre de la bichito le dan entradas y la llevaremos en navidades a ver que tal!!!!!! ya os contaré.

    Besetes

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    1. Pues si es gratis no perdéis nada. Aunque sólo aguante un rato seguro que se lo pasa bien. Y es probable que aguante todo el espectáculo porque es muy colorido y eso les encanta :D
      Estoy deseando leer el post que vas a escribir sobre el circo :D

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