En nuestro camino recorriendo Gran Canaria hicimos una parada para visitar el Museo Cueva Pintada de Gáldar, un lugar fascinante para visitar con niños y empaparse de la historia de la isla.
En el centro urbano encontró la cueva que da nombre al Museo. En ese momento no se dio mucha importancia al suceso y eso dio pie a la destrucción y pérdida de muchos hallazgos preciosos. No fue hasta 1970 cuando comenzaron las labores de recuperación y restauración de la cueva y del poblado prehispánico que se fue descubriendo a su alrededor.
Todavía en la actualidad siguen encontrando retazos de historia en el yacimiento. El día anterior mismo habían encontrado restos de una vasija que aún no estaba en exposición porque la estaban restaurando. Y les era imposible sacar a la luz el poblado completo por el trazado actual de la ciudad. Habría que tirar abajo algunos edificios.
Así nos lo contó nuestra guía, una chica encantadora que le daba mucha bolilla a los niños y que tuvo una paciencia infinita con Daniel y sus interminables aportaciones (este niño cuando se arranca a preguntar, opinar y exponer no tiene medida).
Tras una breve introducción sobre la vida cotidiana de los aborígenes, su forma de hacer vasijas, costumbres o el significado de las famosas pintaderas (sellos), nos sentamos ante una pantalla que nos narró de forma amena la historia de lo que aconteció en las ruinas del yacimiento antes, durante y después de la conquista hispánica. Estaba tan bien presentado que los peques no se aburrieron en ningún momento.
Luego nos dieron paso al yacimiento en sí, que es impresionante. No es difícil imaginarlo en sus mejores días, pero para los que tengan menos imaginación tienen unas recreaciones de cómo serían las casas cuando aún se alzaban en pie que llama mucho la atención de los más pequeños.
La verdad es que veníamos cansados de estar todo el día trotando y aún así la visita se nos hizo muy amena y divertida. Este museo nos ha gustado mucho a toda la familia.
¡Qué chulada! Esos sitios a mí me dan mucho vértigo cuando me da por pensar cuántos pies habrán pisado ese suelo... Besotes!!!
ResponderEliminarYa te digo. Te lo imaginas haciendo su vida habitual y sí que da vértigo :D
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