Este fin de semana estaba hasta arriba de trabajo y mi prioridad era quitármelo de encima para poder ir a disfrutar tranquilamente de las Game on, así que cuando Raúl me propuso llevar a los niños a casa de la abuela y dejarme la tarde libre para concentrarme en mis obligaciones me pareció de lujo.
Ahí estaba yo concentrada a tope delante del ordenador... cuando empezaron a llegar los Whatsapp de mi querido marido. Debajo de una foto suya con los peques en el centro de Madrid rezaba "Qué infierno".
¡¡¡Se habían ido sin mí a ver el ambiente navideño del centrooooo!!! Qué morro. Le escribí de inmediato que eso no se hacía. "Si lo estamos pasando fatal con tanta gente", me contestó con otra foto de los tres sonrientes que más bien parecían estar encantados de la vida.
Haciendo tripas corazón volví a lo mío aunque temiéndome que ya no les iba a convencer para volver conmigo. Adiós Plaza Mayor, adiós Cortilandia, adiós Paseo del Prado iluminado...
Y otra vez el pitidito del móvil. A ver con qué me sorprenden estos... ¡¡¡Pedazos de torrijas que se fueron a comer!!! A un sitio que se llama casa de la Torrija y da igual que sea Semana Santa que Reyes, que allí te las encuentras que dan gusto. ¡Esto sí que no tiene perdón! Y los peques con helado encima.
"Un sufrimiento", rezaba debajo de la foto. Esta media naranja tiene un humor muy peculiar, pero ya me tocará a mí, ya. Y em voy a reír mucho más fuerte.
Cuando regresaron, a mí me había cundido muchísimo, pero mi alegría se había trocado en envidia pura. Nada más verlos entrar por la puerta puse la mano y exigí: "Y mi torrija ¿Qué?"
Yo tampoco lo perdonarls jajaja con lo que me Isra ese plan.
ResponderEliminarPlántate y exigente nuevo el plan.
Besitos guapa.
Q niños más bonitos se están haciendo Dácil. ��