Entre pitos y flautas este año casi se nos pasa el arroz con el tema de la decoración navideña. Los niños estaban locos por ponerla, pero los padres no teníamos ni un segundo libre y no veíamos el momento.
Por fin, el día antes de comenzar las vacaciones, les hice felices. Saqué los adornos de dónde los teníamos amontonados en espera para lucir con todo su esplendor y se los puse delante. El papá les montó el árbol y les dimos luz verde.
"¿Vosotros no decoráis?", me preguntó el mayor. Lo cierto es que siempre formo parte de la operación Navidad, pero este año no me dio la vida, así que les dije que no quería coartar su creatividad con mi visión de adulto con razonamientos de adulto y les pareció estupendo. Menos mal.
Allí que estuvieron los dos repartiéndose el árbol y planificando la organización de elementos decorativos. Creo que ha sido el primer año que la cosa no ha acabado en trifulca. Y encima, los tuve entretenidos un montón de tiempo mientras yo iba como las locas de un lugar a otro acabando cosas.
Cuando terminaron, vinieron a buscarme muy ilusionados y orgullosos con su trabajo: "Aquí hemos puesto los adornos pequeñitos... aquí es la zona plateada, por aquí la dorada...", ¡vamos! que se lo habían pensado en vez de colocar de forma caótica y loca el primer adorno que les cayera en las manos como en años anteriores. Aunque a simple vista, cualquiera que no hubiera asistido a la explicación, podría pensar que así hubiera sido.
Se les veía muy halagados por la responsabilidad que les había sido concedida.
"¡Y ahora el Belén!", exclamaron entusiasmados. "Estoooo... Este año el Belén es el calendario de adviento y la figura grande jejejeje". Crucé los dedos a mis espaldas para que aceptaran también eso y no tuviera que desplegar las mil figuras por el salón. Me miraron mal, pero se resignaron. Después de todo, el calendario de casitas de papel les encantaba y se daban cuenta que no había sitio para tanta cosa.
Un par de días más tarde, quité el cartel de Halloween que había detrás del árbol para ponerlo en otro lugar haciendo caso omiso a la sugerencia de mi marido de tirarlo a la basura y reciclé los creepers del cumpleaños de los niños y los ojos amarillos tenebrosos en un ceñudo Grinch para dar más ambiente navideño. A los peques les encantó y no me la montaron parda por la desaparición de los creepers. Además, había dejado los tres fantasmitas alegando que eran los tres espíritus navideños del cuento de Cuento de Navidad de CHarles Dickens. ¡Si es que estaba de un inspirado...!
Y ya tenemos la casa decorada... hasta febrero por lo menos jajajaja
Bueno feliz noche y los mejores deseos para el 2019!!!! un beso, pasadlo bien!!!!!
ResponderEliminarFelices fiestas!!!
Eliminarsi es que no parais!! po cierto estan guapisimos!! feliz año!!
ResponderEliminarMuchas gracias!!! Felices fiestas :D
EliminarBueno, al menos decorada está y oye lo mismo en febrero lo ponéis todo de rojo e instauráis la moda del árbol de San Valentin.
ResponderEliminarEspero que hayáis pasado felices fiestas y un buena entrada de año.
Besos
Jaaaajajajaja Eso eso a reciclar decoraciones. Felices fiestas!!
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