viernes, 17 de mayo de 2019

Las fuentes de La Granja

Cuando se aproximaba el puente de mayo me llegó un Whatsapp del grupo Madrid con Niños en el que me informaban de que las fuentes de La Granja de San Ildefonso se ponían en marcha esos días y que era un espectáculo digno de ver.

Se lo conté a mi marido y no le pareció mala idea retomar el tema de las excursiones a los alrededores, pero lo de meterse en un palacio no le hacía mucho tilín, así que llegamos a un acuerdo: Por la mañana haríamos una ruta por Boca del Asno y por la tarde a ver las fuentes.

Así quedamos y el día D, después de recoger el picnic que no habíamos montado al lado del río, nos montamos en el coche y nos fuimos a La Granja. 

En la puerta del jardín del palacio habían colocados unos torniquetes y se cobraba la entrada a cuatro euros por persona (aunque he leído por ahí que el precio se reduce a dos si vas de noche, y encima las ver iluminadas). Cuando no está el tema de las fuentes entrar al jardín es gratis.

El caso es que pasamos por las taquillas y nos metimos media hora antes de la hora a los jardines, con lo que nos dio tiempo de recorrerlos un ratito antes de que empezara el espectáculo de agua. Son muy bonitos.

Cuando llegó el momento, nos arremolinamos alrededor de la primera fuente. Éramos bastantes así que estábamos apretaditos. Los niños, por supuesto, se buscaban rápido un hueco en la primera fila. 

Pocos eran los que se quedaban al lado de sus padres. Un señor con una bandera de España rodeó la fuente para indicarnos que nos hiciéramos para atrás porque el agua se salí de la fuente unas cinco metros. Impresionados nos hicimos para atrás unos dos metros, que ya se sabe que el español es muy desconfiado. Encima los de atrás no querían moverse y los de delante no querían perder posiciones... 

En esas estábamos cuando el agua de la fuente comenzó a ganar presión. La verdad es que era muy bonito de ver, pero el agua no terminaba de rebasar el murete, así que nos fuimos confiando, confiando... hasta que aquello de repente estalló en una cascada que nos pilló desprevenidos y nos hizo correr como liebres en un sálvese quien pueda. El señor de la bandera debía de estar partiéndose de risa en algún rincón, o ya estaba acostumbrado a esto, no sé. 

Los únicos que no tenían prisa por ponerse a salvo era los niños, que corrían, pero en círculos y bien cerca del murete para mojarse cuanto más mejor. Iván fue prudente, pero Daniel... Daniel salió de allí como si se hubiera tirado de cabeza a la fuente y con una estupenda regañina que por un oído le entraba y por otro le salía.

La siguiente fue también una fiesta del agua en la que el mayor volvió a requetempaparse. Era más bonita que la primer y encima se formaba un arco iris precioso en unos de sus lados. Nos encantó.

La tercera fue más suave y sólo nos caía una fina lluvia muy agradable que se agradecía con el calorazo que estaba haciendo ese día. Nos pilló el sol de frente con lo que fue un poco incómodo de ver, pero valió la pena porque era una pasada.

Y a la última la llamaremos la destroyer. Parecía muy tranquilita ella, hasta que empezó a salir un chorrazo alucinante que no sé a cuántos metros de altura llegaría, pero eran muchos, MUCHOS. Afortunadamente, el viento nos fue favorable y nos salvamos de una buena ducha. 

Los de enfrente no tuvieron tanta suerte y pronto empezaron los gritos y las estampidas. De las escaleras caían cascadas de agua y la gente no tenía dónde meterse porque estábamos rodeados de setos por todas partes.

¡Lo que nos pudimos reir! Aunque si nos hubiera tocado por ese lado no sé si nos hubiéramos reído tanto, la verdad. Al contrario de Daniel que estaba totalmente desilusionado por haber elegido mal el sitio y no recibir semejante aguacero en su inconsciente cabeza.

Entre el paseo y el recorrido de las fuentes estuvimos allí más de dos horas. Vale la pena pagar la entrada. Al salir nos sentamos a tomar algo para descansar un poco antes de partir hacia casa. Raúl aseguró que había que volver para visitar el palacio (anda que...) y comer judiones (creo que eso es lo que más atrajo su atención. Lo llega a saber antes y ni picnic ni ná).



Antes de planear la excursión a La Granja de San Ildefonso consulta los horarios de las fuentes, porque no las ponen en funcionamiento todos los días ni a todas horas.









4 comentarios:

  1. Ostras!!!! que espectáculo más chulo y que bien se lo debieron pasar!!!
    menos mal que os pilló día de sol porque sino con tanto remojarse... XD

    Un beso

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    1. Pues sí, tuvimos suerte con el tiempo porque con frío se nos hubieran cogido pulmonía triple!!!!

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  2. Gracias por recordarme lo de las fuentes, que yo soy de Segovia y los niños aun no las habían visto encendidas, yo las había visto en las fiestas de la Granja que son gratis, y ahi si hay gente, así que merece la pena pagar la entrada y verlas un poco menos apretado aunque sean menos las que abren. Aquí nos llevamos el remojón en la última, jeje.

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    1. Uy, tienes toda la razón, vale la pena pagar la entrada para disfrutarlo. Tampoco hay tanto sitio como para verlas bien si se peta. Y con lo que mojan, ahí sí que no tienes escapatoria jajajaja
      ¡¡¡En la última!!! Pues saldríais calados porque madre mía que aluvión de agua!!

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