La insegura Emma, el impulsivo Teo y la rebelde Ada vuelven a hacer de las suyas en la segunda parte de Los Dioses del Norte, que esta vez se centra en un ser terrorífico que se hace llamar El tejedor de pesadillas. El primero de los tomos dejó un final muy emocionante con un fleco que estaba claro que traería cola y así ha sido en la continuación que ahora tenemos entre manos.
A mis peques les brillaron los ojitos codiciosos en cuanto les enseñé el tomo. Por supuesto que lo leeríamos juntos en la hora del cuento como aquel que ve una serie noche tras noche con sus churumbeles. Nos encanta compartir ese tiempo disfrutando juntos de una buena lectura. El primero les había dejado tan ansiosos de una segunda parte como a mí y ahí la teníamos delante. No les hizo mucha gracia verme devorarlo sin ellos, pero como tenga que esperar a que lo terminemos juntos nos dan las uvas para este post.
Incluso hay un hueco para expresar la difícil comunicación entre los padres y sus hijos adolescentes y el choque de lo racional y lo fantástico.
El que no haya leído el primero se preguntará por qué la misión se encomienda a menores de quince años. Pues hay una razón muy importante, pero no te la voy a contar porque si no te lo has leído, es mejor que empieces por el principio y luego sigas por este tomo que nos ocupa. Por mucho que te tiente empezar por el segundo. La trama tiene una continuidad en la que es importante estar al tanto de las correrías anteriores de los personajes.
Bien apretaditos en el puño tienen sus catalizadores ;) |
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