En el colegio de los niños se curran mucho las actividades. Aunque no sean muy numerosas son de gran calidad. El taller de circo fue alucinante y la última a la que fuimos, un espectáculo del Mago Piss, nos hizo reírnos y sorprendernos a partes iguales.
Y eso que el mago lo tuvo difícil con su público. Sobre todo con los peques de Infantil, que tenían más ganas de correr que de magia. Pero no perdió la paciencia en ningún momento y supo adaptarse a todo sin perder la sonrisa. Música, mucho movimiento, mucho color y efectos... Mis hijos estaban encantados. Y yo alucinaba con sus trucos, ¡como hace esas cosas!
Encima, todo aderezado con mucho humor y comentarios graciosos que todavía repiten mis churumbeles. Cuando les oigo preguntar a alguien si quiere que les cuenten un chiste ya sé que va a ser uno del repertorio de este simpático y expresivo mago.
El Mago Piss no paraba de reír y ya se sabe que la risa es contagiosa, así que todo el público le coreaba las carcajadas. No sé cómo logró que todos se implicaran con lo que iba pasando en el escenario.
A los niños les encantó emular a los asistentes del circo romano y elegir el destino de uno de los voluntarios. Menos mal que mágicamente el agua desapareció y nadie acabó con un ducha improvisada. Por cierto, que luego hizo aparecer el agua de nuevo. Lo dicho, ¡cómo porras lo hace!
Fue un planazo para un viernes por la tarde y todos los peques salieron encantados con el espectáculo y con los ojillos llenos de su magia.
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