En cuanto llegamos a casa me hizo rociarle a conciencia y quedó mejor de lo que esperaba. Estaba encantado con su cambio de look. Lo único malo es que desteñía de mala manera, así que se lo hicimos quitar en la ducha esa noche para que no hubieran almohadas damnificadas. Lo hizo a regañadientes, pero feliz con la promesa de que el lunes repetiríamos la operación para que fuera pelirrojo al cole.
Así lo hicimos y la fiera se lo pasó en grande siendo el centro de atención por un día.
Por su parte, Iván me dijo pocos minutos antes de que tuviera que irme a mi clase de inglés que al día siguiente podían ir a clase disfrazados y que él quería ir de explorador de Ataque a los Titanes. Que si le podía apañar algo. Normalmente no tengo problemas con improvisar, pero es que ¡sólo tenía unos 15 minutos para hacer aparecer el disfraz que quería el peque!Que no cunda el pánico. Afortunadamente, este año triunfó la ropa basadas en animes como regalo de Reyes. de hecho, había por ahí una sudadera que simulaba el uniforme de los exploradores que iba a ser precisamente para él, pero que resultó ser demasiado grande incluso para mí. Al final me la quedé yo. pero en se momento nos pareció una buena opción aunque le quedara tipo camisón. También teníamos las capas, pero era un poco incordio de llevar en el cole, así que la descartamos. Le presté unas botas mías marrones y terminamos el disfraz con las espadas del equipo tridimensional, unas enormes de cosplay que costaron bastante y que no son un juguete, pero que le hacía muchísima ilusión llevar. Creo que, en realidad, quería disfrazarse de eso por las espadas. Como vi que las llevaba con cuidado accedí.Se fue contentísimo con sus pedazo de espadas que eran más grandes que él. La verdad es que llamaba la atención y mucha gente se nos quedó mirando camino del cole, seguramente pensado en la inconsciencia de la madre. Al final no hubo ningún incidente que lamentar y el chiquillo volvió emocionado ese mediodía contando que habían tenido muchísimo éxito y que se las había tenido que prestar a todos los niños de su clase (a la porra el coronavirus). El caso es que regresaron conmigo y no se extraviaron. Ahora las tengo en cuarentena, por si acaso. Evidentemente, nadie sabía de qué iba el disfraz.Y hasta aquí nuestros carnavales en tiempos de pandemia.
Pues si que han tenido carnaval en vivo, que suerte
ResponderEliminarPara ellos cualquier excusa es buena para hacer algo diferente y divertido. Aunque sólo sea tirarse en el pelo laca de color rojo a mogollón jajajaja
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