"Mami, yo quiero hacer galletas de caritas con chocolate, porfiiiiiii" me pidió zalamero el mayor. Y yo es que a estas cosas no sé negarme. Así que me puse manos a la obra. Busqué una receta sencilla, reuní los ingredientes, improvisé los intrumentos de modelaje (sobre todo los saqué del juego de plastilina) y preparé la cocina para evitar accidentes innecesarios.
Nos pusimos manos a la obra con mucho entusiasmo. Llamé unas veinte veces al pequeño, pero me dejó bien claro, en todas las ocasiones, que pasaba del apasionante mundo del amasado en pro del sillon ball (aclarar que el pobre llevaba un día agotador a sus jóvenes espaldas).
Todo fue bien mientras mezclamos los ingredientes en la Thermomix, pero cuando la masa estuvo hecha empezaron los problemas.
"Mami, ¿puedo comérmela?" me preguntó a la vez que se la metía en la boca.
"Bueno, ese poco no importa, pero no te comas más" le contesté yo toda dulzura.
"Vaaaale" accedió mientras se metía otra remesa en la barriguita.
"Daniel, que te he dicho que no te la comas. Que a este paso no nos queda para las galletas" endurecí un poco el tono, pero que aún era cordial.
"Vale, vale. Ya lo entendí" me respondió molesto. Estiramos la masa e hicimos los primeros círculos de lo que serían las caritas. Nos costó un poco porque la masa se desparramaba bastante, pero nos quedaron bastante aceptables.
"Mami, ¿puedo comerme la masa que sobra?" Le miré alucinando e intenté controlarme como pude. Muy despacio e intentado no sonar borde, le expliqué que no sobraba, que la íbamos volver a amasar, volver a extender y volver a cortar en círculos. A lo tonto, a lo tonto engullía algo cada vez que preguntaba. Mientras yo hacía la operación que le acababa de explicar, él se dedicaba a diseñar las caritas con el material improvisado.
Cuando volvía mirarle se estaba zampando el sobrante de hacer los ojos, la boca...
"Que no, ¡Que noooooo! ¡Que no te la comaaaaas!" Grité más que dije, "¡Que te he dicho que no te la comaaaaaas!" Empecé a hiperventilar y mis pulsaciones ya no eran las normales.
"Que siiiiii" me contestó tan pancho, "Que ya te en-ten-dí" aseguró pronunciando cada sílaba de forma separada.
"Relax, relax, relax, calmaaaaaa" me dije a mi misma. Mientras me disponía a coger la masa sobrante de la segunda tanda de círculos para volver a amasarla.
"Y eso que sobra... ¿me lo puedo comer?"
"¡¡¡¡¡¡Grouaaaaaaarfff!!!!! ¡¡¡Que noooooo!!! ¡¡¡Que nooooo!!! ¡¡¡No y mil veces no!!! Y ssssiemmpre va a ser que ¡¡¡¡¡Noooooo!!!! N-O, N-O. ¡¡¡¡¡NOOOOOOO!!!"
"¡¡¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!"
Huelga decir que el pequeño manipulador acabó comiéndose la masa "sobrante".
Menos mal que nos salieron unas cuantas galletas a pesar de todo.
Estaban buenísimas con y sin nocilla. Como las había pedido con chocolate...
Jajaj, Él sí que sabe . ¡Y el rato que sé pasó pringando! . Por lo menos hubo galletas al final , yo creí , según iba leyendo que no llegaría masa ninguna.
ResponderEliminar¡¡Yo también lo creí!! Que ansia tiene este chiquillo con las masas jajaja
EliminarAhora me río, pero ese día....
Jajajajaja. Si es que al final nos sacan lo que quieren... Son maestros de la manipulación. Jajajaja. Besotes!!!!
ResponderEliminarDebería aprender de ellos jajaja
Eliminarjajaja que paciencia, es que cuando se ponen con algo que lo quieren comer en vez de hacer. Yo el otro dia tuve la iluminacion de pintar con chocolate y ya puedes imaginar comiendose el chocolate en vez de pintando jeje
ResponderEliminarAl menos pudisteis comer alguna galleta
Besos
Que chulo eso de pintar con chocolate. A lo mejor lo intento, aunque me va a pasar lo mismo que a ti seguro jajaja
EliminarQuizas si le sigues la corriente decide hacer lo contrario. Creo que disfrutan con nuestros enfados, gritos y perdidas de control. Es un juego sadico para ellos....
ResponderEliminarJajaja tienes toda la razón, pero me temo que en esta situación, si no le hago caso se come toda la masa. ¡Le vuelve loco!
Eliminarjajajaj, jajajjaja, jajajjaj no te puedo decir mas jajajjaja, me parto
ResponderEliminarAhí te quería haber visto yo jajaja ;)
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