El solito lo hace todito

Un día pasé por delante del baño y me encontré a Iván sentado en el orinal y desnudo de cintura para abajo. Luchaba por quitarse un calcetín empapado.

"Hola Iván. ¿Te has hecho pis?" Le pregunté intrigada.
"Siiii. ¡Yo solito!" Me soltó enérgicamente alejando su pié encalcetinado de mí. De un último tirón se lo sacó del pié y lo echó a lavar.
"Muy bien, cariño" le animé. "Ven que te limpio con las toallitas y te visto".
"Noooooooo" gritó mientras salía corriendo en pelota picada por el pasillo. "Yo solitoooo"

Se metió en la habitación y abrió el cajón de la ropa interior.

"Ete no, ete no, ete no... ¡Ete!" Exclamó triunfal con unos calcetines de su hermano en la mano, pero quien era yo para negarle el capricho. Afortunadamente, los calzoncillos los eligió de su talla. Y el pantalón se lo di yo como quien no quiere la cosa. Me puso toda la ropa en las manos y escaló hasta mi regazo. " Ya'ta" anunció. Supongo que significaba: "Ya he hecho lo que quería yo solito. Ahora vísteme, mamá"

Cuando estuvo recompuesto, corrió al salón al grito de "¡Tableeeeeee!". Se la di y se puso a toquetearla con entusiasmo. "¿Te ayu...?" "Nooooooooo. Yo  So-li-to"
"Vale, vale" Y me fui a hacer labores del hogar.

De repente le oigo gritar "Nooooooooo. Aniel ¡Maloooooo!" Corrí al salón y me los veo a los dos con el ceño fruncido. "Iván no deja que le ayude, pero el no sabe hacerlo" me explicó el mayor.
"¡¡Sí séeeeeeeee!!" Casi rugió el pequeño antes de volver a aporrear furiosamente el cacharro. Casi, casi se lo tengo que quitar para que no pasara a mejor vida.

"¡Bueno, chicos!" dije alegremente, "Se acabó la tele y la tablet. Que vamos a cenar".

"Bieeeeeeen" exclamó jubiloso el pequeño mientras trotaba hacia la cocina. Comemos en el comedor, así que le seguí para ver que narices iba a hacer al lugar que tiene prohibida la entrada el 90% de las veces (¡Hay que ver lo peligrosas que son las cocinas!). Cuando entro, me lo encuentro delante del cajón de los cubiertos con las manos llenas de tenedores, cucharas... ¡y cuchillos!. "Yo solito" me suelta desafiante. Ni que decir tiene que acabó llorando, porque mamá no pasó por el aro y le quitó todos los cubiertos en un santiamén.

¡Jolín con el niño autosuficiente! ¡Qué peligro tiene!