Se acabó lo bueno y comienzan las clases. Aunque todo depende de cómo se mire porque mis dos hombrecitos daban saltos de alegría por volver a entrar al cole. Cada uno por motivos diferentes. Daniel estaba deseando volver a ver a sus amigos. Iván quería echar mano de una vez a todos esos juguetes nuevos que le había dicho que habrían en la nueva clase.
El peque estaba un poco fastidiado porque no le hacía gracia pasar de tener su propio cole a tener uno compartido con su hermano, pero cuando vio que cada uno iba a un edificio diferente se le iluminaron los ojos. "Mi cole es mejor que el de Danel" me aseguró muy serio.
La gymakana vuelta al cole empezó a las nueve, hora de entrada de Daniel. Allá que fuimos los tres para ver las relucientes sonrisas de todos los niños. No vi ni uno con mala cara o angustiado por el fin de sus vacaciones. Buena señal. Yo también me reencontré con algunas madres que hacía tiempo que no veía y me apetecía volver a ver.
Cuando acabamos con la entrega de alumnos, volví a casa con el pequeño que iba cargando con su mochila a todos los lados porque no quería ni oir hablar de quitársela de la espalda. Después de una visita al baño y que jugara un ratito, le preparé para ir al cole de nuevo a las diez.
Entró pegando brincos y muy ilusionado. No sólo iba a jugar con juguetes nuevos, además se había encontrado con dos compañeros de guardería y un amigo del parque. No podía estar mejor acompañado.
Me di una vuelta con las amigas compañeras de guardería, pero pronto nos dieron los 45 minutos que tocaban ese día para los alumnos que comenzaban primero de infantil. Lo de la semana de adaptación es matadora.
Corrimos a por nuestros peques y los llevamos a un parque con cafetería al lado. Somos muy listas jejeje. Allí se nos unieron más amigas. Al final, casi me da la hora de recoger al mayor en tan buena compañía. Los peques lo pasaron genial con sus amiguitos y comiendo las patatas que nos pusieron para ellos.
Cuando fui a recoger a Daniel, Iván ya acusaba el cansancio y empezó a portarse fatal. Se iba corriendo de mi lado, cuando yo tenía que estar atenta para recoger al mayor, se tiraba al suelo cuando tocaba andar, berreaba sin parar... Un horror. Acabamos muy enfadados los dos.
Daniel mientras tanto me contaba su día. Por lo poco que le entendí, ya que tenía al otro llorando como un energúmeno en la otra mano, se lo pasó genial haciendo experimentos con ruedas dentadas, jugando al dominó, al ajedrez y escuchando un cuento sobre un mentiroso.
Iván, antes de caer en el lado oscuro, llegó a contarme que jugó mucho, sobre todo con las construcciones, y que les tiró las suyas a sus compañeros. ¡Mal empezamos! A ver si va a ser el macarra de la clase. Aunque creo que eso de romper la construcción del niño de al lado debió ser algo generalizado.
En definitiva, el primer día no ha estado mal. Quitando la perreta del pequeño, que estaba bastante justificada por la paliza que le he dado de idas y venidas.
Como no tengo niños, no sé muy bien si esto de la adaptación es bueno o malo pero creo que para las madres tiene que ser un lío de horarios, idas y venidas. En nuestras épocas no había de eso y no recuerdo yo que lo llevara tan mal... Un besote!!!
ResponderEliminarMenos mal que sólo es una semana y me pilla en paro. Si estuviera trabajando le hubiera tenido que dejar todo el horario sí o sí. Que difícil es la conciliación...
EliminarEn el cole de mis niños no tienen el periodo de adaptación, el día que empezaban al cole ya comenzaban completamente. Y la verdad es que ellos encantados y yo más jejejeej
ResponderEliminarBesines
Esto es un invento nuevo que creo que no es muy efectivo, sino todo lo contrario. Los niños, en vez de asumir que al cole se va de nueve a una durante todo septiembre, se enfadan cada vez que les alargas la jornada. Pero, aunque eso es lo que le pasa al mío, seguramente a otros les hará mucho bien.
EliminarCada niño es un mundo :D
Yo creo que la adpatación para algunos niños será buena, no digo que no, pero si no tienen esa concepción del tiempo, que mas da que le dejes una hora que dos? El año pasado en la escuela infantil se quedó desde el minuto 1 todo el dia y estuvo genial!!!
ResponderEliminarEstoy segura de que para algunos niños es muy buena, pero para Iván no lo ha sido. Para empezar, si le llevas una o dos horas, cuando le empiezo a llevar más se mosquea. Algo así cómo "Me habéis engañado grrrr".
EliminarY con su hermano sin horario de adaptación, el pobre iba, volvía y cuando tenía que volver a ir se enfadaba muchísimo :S