Un día Raúl desempolvó la vieja cometa que tienen en la casa de Covarrubias y decidió: "Hoy vamos a volarla". Un plan genial sino fuera porque justo ese día no había ni una gota de viento. Pero cuando al padre de las criaturas se le mete una idea entre ceja y ceja es muy difícil quitársela. Así que no fuimos al descampado cometa en ristre y por el camino convencimos a la primita de los peques para unirse a la comitiva.
A fuerza de correr, mi marido consiguió que el juguete surcara los aires con tres chiquillos alborozados corriendo detrás para agarrar peligrosamente la colorida cola. A punto estuvieron de romperla unas cuantas veces, pero no por nada a sobrevivido tantos años el artilugio. Es bastante dura.
Tras agotarse el padre a fuerza de kilometros y muy poco viento, Daniel e Iván se empeñaron en volarla. Afortunadamente se levanto una leve brisilla y algo lograron. Estaban encantados. Yo también lo intenté con catastróficas consecuencias. Definitivamente, no es lo mío.
Desde luego, la cometa es un juguete que siempre triunfa.
Un par de veces lo intenté yo y nada, otra opción frustrada jajaja Parece más fácil de lo que es.
ResponderEliminarBesos ya estamos de vuelta ;)
Y nosotros también de vuelta!!! A empezar la rutina con alegría :D
EliminarLas cometas son traicioneras, parece que suben, que suben, que suben y de repente bajan a la velocidad del rayo y catacrac!!!!
Nunca he volado una cometa pero me da a mí que no se me daría bien... Soy muy desastre para esas cosas. Un besote!!!
ResponderEliminarSi no lo intentas no lo sabes. Anímate!!! Es muy divertido :D
EliminarMe encanta la cometa!
ResponderEliminarY hace mucho que no sacamos una,...
Dácil, quería escribirte y no encuentro tu correo electrónico. Podrías escribirme a laura@mistrucosparaeducar.com?
Y a mí también me gustan!! Cuando hace un viento decente no son tan difíciles de volar jajaja
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