Después de cuatro tardes metidos en casa por el frío y el mal tiempo, decidí quedar con amigas para llevar a los peques a un parque de bolas cercano. Nos aseguramos de que el día elegido no hubiera ningún cumple en desarrollo y allí que nos personamos con unos chiquillos muy emocionados y descontrolados.
Al principio la cosa fue bien, pero si pensaba que mis hijos me iban a dejar tener una charla tranquila, obnubilados con las atracciones, estaba muy equivocaba. Venían cada dos por tres a pedirme algo, a quejarse de alguien, a intervenir en la conversación... Yo alucinaba.
Al poco, mi hijo mayor y otro de los niños debieron tener un altercado de gran importancia para ellos porque a partir de ahí el odio fue mutuo. Se peleaban cada dos por tres y buscaban fastidiarse mutuamente. Se tiraban las pelotas y cojines que habían desperdigados entre las bolas con inquina. A tanto llegó la cosa que desistí de sentarme con mis amigas para controlar en todo momento la situación.
Como era de esperar, mi niño se cansó de que le riñera y castigara siempre a él. Esa era su percepción porque también le cayó alguna regañina al otro de mi parte y de parte de su madre. El caso es que acabó sentándose con los ojitos rojos en un rincón sin querer saber nada del mundo y haciéndome sentir muy culpable. Me costó mucho que volviera al circuito de las bolas a intentar pasárselo bien.
Por su parte, Iván tampoco se estaba portando como un angelito precisamente: me desobedecía sistemáticamente y lloraba por todo. Supongo que estaba cansado. Tanto como yo harta de la situación, que llegó al límite cuando los dos enconados enemigos se liaron a patadas y puñetazos dentro del recinto de las bolas sin hacer caso a mis frenéticos gritos y amenazas. A punto estuve de entrar en la piscina y sacarlos a rastras, pero las madres y las empleadas acudieron en mi auxilio antes de que perdiera completamente el control.
En un principio pensaba aprovechar más tiempo nuestra tarde en el parque de bolas, pero visto lo visto agarré a mis dos llorosos vastagos y me fui a casa con la convicción de no volver en mucho tiempo.
Creo que el problema, que en un principio pensé que sería una suerte, estuvo en que éramos los únicos usuarios de las instalaciones y desde el mismo momento en que Daniel chocó con uno de los niños (con el que siempre se había llevado genial), y teniendo en cuenta que nunca se ha llevado muy bien con el otro, y que últimamente no juega con niñas ni obligado, se vio bastante solo y aburrido. Algo parecido le debió ocurrir a Iván que no tenía ningún amigo de su edad con el que jugar y su hermano mayor tampoco le hacía caso. Pero nunca supuse la situación se tornara tan catastrófica.
Afortunadamente, estos niños tienen muy poca memoria y el hecho de que se libraban del baño y que mamá les diera la manita esa noche hasta que se durmieran les hizo volver a ser felices. Me parece que el único damnificado fue el bolsillo de la amiga que nos invitó.
Oh qué difícil, siempre he creído y ahora lo confirmo con mi peque y al conocer experiencias como la tuya que tener hijos varones requiere mucha firmeza y carácter de parte de la madre, es ser como madre-padre, y más si una se encarga por completo de ellos. Tratar de controlar situaciones como la que describes, controlar las propias emociones, seguir guiando al hijo en el control de las suyas y no victimizarlo sino hacerlo fuerte, es todo un desafío.
ResponderEliminarTienes razón. Muchas veces, la situación escapa a mi control y es algo que me produce mucho estrés. por ejemplo, la madre del niño con el que se peleaba Daniel era una madre responsable y participativa, pero cuando te encuentras con un conflicto en el que los padres del otro niño no hacen nada es horroroso.
EliminarEncima Daniel se empieza a poner nervioso y ya no escucha. Entonces mis argumentos no sirven para nada y tengo que recurrir a los castigos para que pare en su proceder :_(
Al leerte y leer el comentario de Mamá&nené me doy cuenta que las mamis de chicos siempre nos quejamos de lo mismo, los hijos varones son mucho más movidos y siempre hay que estar controlando que no se peguen o se enfaden continuamente entre ellos. Mis amigas que tienen hijas cuando vamos a tomar café aunque las van controlando no tienen estos problemas, las pequeñas suelen sentarse felices a jugar y pasan de todo, si discuten suelen ser ellas mismas quienes arreglan la situación. Un abrazo y me alegra leer que se les pasó a la noche.
ResponderEliminarNo sé que decirte. En mi caso, mi madre tenía que vigilar todo el tiempo que mi hermana y yo no nos sacáramos los ojos. En cambio mi hermano era muy pacífico. No se pegaba con nadie. Las niñas de la clase de Daniel son de armas tomar y aún no he visto que ningún niño se haya atrevido enfrentarlas ni cuando les quitan el puesto en la cola a empujones :S
EliminarMuchas gracias por alegrarte de que se les pasara el sofoco pronto. A mí también me alegra que se les olviden las cosas malas rápido y se disfruten de las buenas :D
Qué santa paciencia tenéis las mamis. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarA veces demasiada y a veces demasiado poca jajaja
EliminarUf a mi me pasa igual si salimos fuera,que no hay forma de controlarlo y no me deja disfrutar ni de un café. Así que he llegado a aborrecer salir con amigas y niños a la vez,pero como no tengo canguros ni guarderías es imposible hacerlo de otro modo. Solución? Hago los cafés en mi casa, y me ahorro problemas.
ResponderEliminarYo también hago cafés en casa de vez en cuando para hacer una tarde diferente cuando el tiempo no acompaña. Lo de las bolas fue una idea en plan para que cambiaran de escenario, pero les pillamos con el día cambiado, Qué le vamos a hacer!!
EliminarMuchas gracias por tu consejo :D
PD: si tienes una casa llena de cosas frágiles, costosas o figurinas de porcelana,no es muy bueno jajaja. Yo es que la tengo ya a prueba de niños ;)
EliminarLa mía es también a prueba de niños.
EliminarCuando Daniel empezó a caminar fueron desapareciendo los `potenciales peligros jajaja
jajaja y las cosas a las que tienes aprecio también ;)
EliminarEso lo primero jajaja
EliminarDácil: No son tus niños solamente ¡Las bolas son escenario de conflicto permanente! Jaja ,así que no te preocupes porque líos siempre hay . También tengo comprobado que los niños escogen con quién llevarse bien, y por mucho que sea hijo de amiga ,no siempre eso cuaja. Tan pequeños no sólo las bolas son un lío sino también que vengan a casa a jugar . Los míos fue igual , y decidí que no venía nadie a casa ni iban a casa de nadie ,hasta que ya tuvieron una edad que no se pelean por los juguetes y esas cosas .Alrededor de 8-10 años ,ya saben compartir, esperar turnos y pasarlo mejor con los amigos. Cuando los míos eran más pequeños y se peleaban por la consola o cualquier juguete ,o porque uno quería jugar a una cosa y el otro a otra , y yo intervenía , intentaba no dar la razón a ninguno y les decía: "Estáis perdiendo un tiempo en pelear que podríais estar jugando, si no os ponéis de acuerdo ,quitó el juego y cada uno va a su cama a dormir por ejemplo" y me iba , en realidad me quedaba cerca sin que me vieran para ver como se ponían de acuerdo y finalmente jugaban ,pero claro esto debe ser cuando sean algo mayores y razonen.
ResponderEliminarCon respecto a las niñas, sí que es cierto que no son tan "brutas" pero son tela marinera, muchas madres me cuentan y tienen líos con la ropa tan pequeñas ya , y en el colegio son verdaderas liantas en el tema de hacer grupitos y hacer vacío a alguna ( esto lo he visto mucho).
La verdad es que sólo cuento lo mío, pero ese día hubo para todos :S
EliminarSe portaron fatal y las que se merecieron un premio fueron las chicas del parque de bolas por su paciencia y su buena voluntad de calmar ánimos. Algo les pasaba a estos chicos aunque ni idea de qué sería: el frío, el cansancio al ser jueves, el haber estado cuatro tardes sin salir de casa...
Cuando quedamos en mi casa o en otra casa la cosa va a mejor, aunque también hay peleas y riñas. Si no, no serían niños. Es su forma de demostrar disgusto o disconformidad.
Y tu forma de acabar con las riñas ya la he probados, pero con estos no funcionan. Si me voy, se enzarzan a patadas y puñetazos. Sobre todo el pequeño, que alguna vez ha venido Daniel a buscarme corriendo porque su hermano le quería pegar. Buf!!!
Pero esto también forma parte de su crecimiento y no hay que perderse nada. Ni lo bueno ni lo malo ;)
Yo soy tu amiga y te pido el dinero de vuelta! jajaja
ResponderEliminarLa verdad que es que puede que a veces las cosas las hagas con la mejor de las intenciones pero, desafortunadamente, eso no te asegura que vayas a tener éxito.
Nada, a la próxima cuando haya un cumpleaños super numeroso jajaja
Besos
Mi amiga pagó a traición mientras yo lidiaba con los peques jajaja
EliminarEstoy detrás de ella para subsanar la situación, pero ella no se deja. Me parece terriblemente injusto que pague ella que sólo tiene un hijo!!!
A la próxima los tiramos en un parque aunque granice
Ay Madre Dácil!! con lo bien que te veias tu en el parque de bolas charlando animadamente con tus amigas, jajaja pobres.
ResponderEliminarCómo me conoces jajaja
EliminarPues sí que me las prometía muy felices, pero nada de nada ;)