martes, 24 de octubre de 2017

El osito mensajero

La pastelera del pueblo, que es un amor, les regaló por su cumple a los peques un osito lleno de huevos de chocolate. ¿Cómo sabía que estábamos de celebración? (Porque el día justo justo no era de ninguno de los dos). Evidentemente, porque le compramos una deliciosa tarta.

Los peques enseguida se pelearon, no por los huevitos, que eran fáciles de repartir, sino por el continente: ¡el oso!

Les convencí para dejar la disputa hasta que acabasen con el chocolate. Eso me dio unos días de ventaja, pero al final todo llega y los últimos huevitos fueron consumidos. Juro que me pareció hasta oír la típica musiquita de duelo del salvaje oeste.

Ambos hermanos entrecerraron los ojos y estiraron los dedos sin quitar la vista de su objetivo. "Es míooooo" gritaron a la vez y se abalanzaron hacia mí con muy malas intenciones (yo era la que lo tenía, claro). Pero no lograron arrebatármelo (Buena soy yo dando esquinazo).

Muy enfadada anuncié lo que más se temían: "¡Juguete castigado!". Ya sé que no es un juguete, pero para estos todo lo que les rodea es susceptible de convertirse en uno. Cuando castigamos un juguete significa que desaparece del mapa por una temporada (bastante porque se me olvida hasta que me lo vuelvo a encontrar de casualidad).

Lo interesados protestaron, patalearon y se rasgaron las vestiduras, pero no hubo manera de convencerme de que les entregara el osito de plástico. Así que se retiraron a deliberar.

Al poco volvían con una solución bastante interesante. El mayor, que era el que había tenido la idea, tomó la palabra. El tan era tan sencillo como brillante, e incluso educativo, con lo que se le levantó el castigo al juguete y fue depositado en el lugar indicado para comenzar en ese mismo segundo a ejercer su nueva función: la de buzón.

El oso permanecería entre las puertas de las habitaciones de ambos hermanos y contendría los mensajes que quisieran mandarse (eso, que escriban, que escriban... Y mejoren la letra de paso). y Ahí está la porquería del bicho, en todo el pasillo para hacerme tropezar venticinco veces al día y lleno de papelitos de uno o de otro.

Cuando lo vea vacío unos cuantos días seguidos lo hago desaparecer ainss

6 comentarios:

  1. ¡¡¡Mujer!!! tienes q verle el lado bueno a la cuestión, han sabido negociar, planteando una buena solución.

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  2. Hay que ver la cantidad de recursos que tienes. Alucino contigo. Jajajajaja. Besotes!!!

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  3. jejeje, bueno me parece una gran utilidad para el oso, y bueno además practican escritura :D
    Eso sí ¡qué detalle en la pastelería!!!

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    1. Cierto!!! Y como la idea provino de ellos, lo hacen tan felices jajaja
      Y no cómo deberes ;)
      La pastelera es una amorrrr

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