lunes, 17 de septiembre de 2018

Exposición Fauna del Arlanza en el Arco de Covarrubias

Da igual el fin de semana que nos dejemos caer por Covarrubias que siempre hay algo divertido que hacer. Éste nos fuimos al pueblo pensando que no encontraríamos nada fuera de lo normal, pero, mira por donde, que en el arco hacían una exposición sobre la fauna del Arlanza chulísima.

Nada más traspasar la puerta, después de subir un montón de escaleras, a los niños se les salieron los ojos de la sorpresa y se ofuscaron por no saber ni por dónde empezar. ¿Por las fotos? ¿Los huesos? ¿Las casas de los pájaros? ¿Las pieles? ¿los insectos disecados?... "Mejor empezamos por el principio", me dijo el primogénito tirando de mi brazo entusiasmado... Sin darse cuenta de que me llevaba en sentido contrario a las flechas que indicaban la dirección más correcta para ver la exposición. Mientras, el pequeño saltaba de una cosa interesante a otra y me sacaba del recorrido a empujones para enseñarme su nuevo descubrimiento. Por supuesto, Daniel venía corriendo a por mí para llevarme de nuevo por el buen camino. ¡Qué locura!

Pero aún así pude verlo todo, aunque fuera a trompicones. Mientras el padre disfrutaba de cada detalle a su ritmo (que morroooooo). Lo cierto es que la exposición tenía elementos de lo más interesantes, como la despensa del alcaudón (un tipo de pájaro), que deja insertos en las ramas de los arbustos su comida, ya sean insectos o pequeños ratones, para comerlos cuando tiene hambre. ¡Que listo! También nos llamó mucho la atención las cámaras ocultas con sensores de movimiento y las curiosas fotos que tomaban de los animales La bandeja llenas de cacas de animales de diferentes tipos causaron sensación entre mis churumbeles.

En la mesa en la que se exhibía una trampa de osos, Daniel se pasó un buen rato despotricando y enumerando las diferentes torturas a las que sometería a los crueles cazadores que se atrevieran a usar tal artilugio del infierno. Los diferentes nidos y casitas para pájaros también fueron observados minuciosamente por mis dos investigadores y comentados pormenorizadamente, por supuesto. Se pararon en todos los elementos de la exposición. Menos mal que sólo era una sala porque los progenitores ya no sabíamos qué hacer para sacarlos de allí.

El guía que guardaba la sala respondió pacientemente todas las preguntas que le hizo el mayor. Gracias a él no enteramos que cuando las cuernas tienen pelo es porque todavía la sangre las recorre y cuando ya no lo tienen es porque se han convertido en algo similar a nuestras uñas. Contó muchas más cosas, pero Iván seguía tirando de mí hacia un lado y otro, con lo que no me enteré muy bien del resto.

Fue una exposición de lo más emocionante e instructiva, llena de descubrimientos curiosos. Si sigue el próximo finde que vayamos al pueblo nos volveremos a pasar.






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