sábado, 23 de noviembre de 2019

Ludiversia

El fin de semana pasado nos dimos un salto al local que usa Ludiversia para sus actividades gracias a Paloma de Refuerzo Divertido que nos invitó y nos llevó hasta allí.

En teoría íbamos por un taller de Mini másters, pero en cuando los niños vieron el tobogán gigante que va del primer piso al bajo se olvidaron de todo. Además tenían motitos, colchonetas y muchos elementos que hacían que organizar una clase fuera casi una misión imposible.

Fuente: Ludiversia
Así que los mayores hicimos lo único que podíamos hacer... Sacar un  juego jugarlo.

Más concretamente Twisty. Es entretenido y tienes que pensar mucho la estrategia a seguir para que no te roben tu color, robar el de los demás y ganar, todo en uno. Por supuesto... perdí jajaja. Que vamos a hacer. Pero me lo pasé muy bien. También me tomé un café entre amigos y tuve una charla muy agradable.

Mientras, los peques ya se habían cansado del tobogán y se habían sentado en una mesa a jugar al rol con la espontánea dirección de Daniel. Como les había dicho que íbamos a un taller de rol, mis niños se habían llevado sus estuches con los dados y el material que suelen usar cuando inventan sus aventuras.

Mi niño mayor les llevó por montañas y valles hasta llegar a un misterioso templo lleno de elementales de fuego a los que tuvieron que enfrentarse para descubrir el misterio que encierran y vencer a la bestia final, un terrible dragón. O algo así nos contó luego por encima cuando una madre le preguntó por la partida.

Lo cierto es que les debió gustar, porque hubo segunda parte allí mismo. Mis churumbeles les enseñaron muy emocionados sus kits de rol a Paloma y a José (Rolero de Hamelín). Se hincharon como pavos cuando les dijeron que les gustaba mucho.

Se lo pasaron como trolls desatados con los Tapones y otros niños investigando el lugar y compartiendo aficiones. Sobre todo con el tapón mayor que se declaró máster de emergencia de Ludiversia. Si es que son la caña.

A lo tonto, a lo tonto, estuvimos más de tres horas allí y cuando nos marchábamos mis hijos me soltaron: "Oye, mami. ¿Y el taller?" ¡¿Y ahora se acordaban?! Pues eso ya será para la próxima vez porque ahora tocaba volver al hogar para comer. Si es que lo quieren todo jajajaja

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