Ante la experiencia pasa, este año no preparé nada. Se necesita antelación suficiente para poder hacer una fiesta de este tipo, ya sea para comprar adornos, planificar la merienda o hacer las manualidades pertinentes. Así que este año, como no sabía en qué condiciones íbamos a estar para los cumples de los peques me dejé ir.
Cuando se acercaba el momento tocó tomar decisiones importantes y decidí imitar a una amiga que resolvió el tema cumpleaños con una salida al cine. El primero en cumplir es Daniel y, como ya es un chicote de instituto, preparé todo para que se fuera con sus amigos al cine... ¡sin acompañante adulto! Fue una decisión un poco estresante, pero al final vivimos en un barrio que es como un pueblo, el cine está muy cerca y el grupo es bastante responsable (sin olvidar que no dejan de ser niños de 12 años).
Decidí comprar las entradas un miércoles por dos razones: que es el día del espectador y que los fines de semana las familias suelen tener planes. Pero no me di cuenta que justo el día que compré las entradas los peques iban a salir más tarde del instituto con los cual no les iba a dar tiempo de comer antes de ir al cine. debatiendo con el resto de padres salió la solución: Prepararía mochilas de tela para cada uno con un bocata, palomitas, una bebida y una chocolatina. Así comerían en la sala mientras disfrutaban de la película.
El plan consistía en que vinieran a casa directos, dejaran sus mochilas del cole, cogieran las mochilas de la comida y ¡al cine! Por cierto, la peli la eligieron ellos en unas de sus jornadas de parque: Shang Chi y la leyenda de los diez anillo. Daniel prefería Free guy, pero ya la habían quitado.
Luego la idea es que fueran a un restaurante de comida rápida, que Daniel seleccionó de los que nos quedaban cerca, para comentar la peli a gusto o lo que les diera la gana disfrutando de una pizza, una hamburguesa, un burrito o lo que les apeteciera. Por último, volverían a casa, le entregarían el regalo a Daniel, que teníamos nosotros y cada mochuelo a su olivo, que al día siguiente tenían clase.
Le di al peque el código QR de las entradas impreso, el dinero para el restaurante y me encomendé a todos los santos para que la cosa saliera bien.
No puedo decir nada de primera mano porque no estuve allí, pero según los niños se lo pasaron genial y estaban muy emocionados ante su primera salida oficial sin padres (Se ve que cuando van al parque solos no cuenta).
Mientras el mayor se iba de juerga y cachondeo con sus amigos, a Iván le organicé un plan alternativo con un amigo pata que no se quedara solo y tristón en casa, porque, lógicamente, el hermano no le invitó a la fiesta con sus colegas. Nos fuimos a un Burger con zona infantil en el que se lo pasó muy bien y acabamos en casa del amigo tablet mediante. Así me pasó que me costó la vida arrancarle de allí y cuando llegué a casa todo había terminado: regalo entregado, cada niño en su casa y ni una foto del acontecimiento. Esto me pasa por delegar en el padre, aunque él se defiendo asegurando que fue una locura.
Es caso es que se lo pasaron bomba todos. Con eso me quedo.
El cumple del pequeño lo cuento en otro post que también tuvo mucha miga.
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