jueves, 28 de octubre de 2021

Monstruos Ibéricos

Halloween es la mejor época para sumergirnos entre paginas tenebrosas y ahondar entre mitos y leyendas sobre los más terribles monstruos... Y tengo entre mis manos el álbum ilustrado perfecto para ahondar en una magnífica selección netamente española: Monstruos Ibéricos, de Javier Prado.

El autor ha hecho un excelente trabajo de investigación para traernos todo un elenco de asustaniños de lo más variopintos y con funciones muy importantes: la de educar a los peques a través del miedo.

¿Cómo se conseguía que los niños no se metieran en el bosque solos, o que no se acercaran a playas peligrosas o a pozos traidores? Pues metiéndoles miedo, evidentemente.

A día de hoy, yo he usado justo esas mismas técnicas cuando, de muy pequeñitos, les contaba que, entre los desconocidos, había escondidas brujas que tomaban la forma que querían y que les gustaba raptar niños con no muy buenas intenciones. Evidentemente, era la forma más eficaz para que no se alejaran mucho de mí y ni se les ocurriera irse con extraños. Cuando son tan pequeños no van a entender largas explicaciones sobre los peligros que les acechan, que, por cierto, son muy reales; así que echar mano a los ogros y cocos es lo más socorrido y eficaz.

Aunque, a veces, también les ponía las cosas demasiado crudas y reales "Nunca, nunca, nunca cruces sólo una carretera porque puedes ¡¡MORIR!! De hecho, mejor ni te acerques a ellas". Puede que creáis que exagero, pero la tendencia de Daniel a salir corriendo como un loco en el momento menos esperado y el detalle de tener a Iván de bebé en un carrito impidiéndome salir detrás de él con total libertad me empujó a ser extremadamente drástica.

Y supongo que las madres de otras épocas se encontraban con estos mismos dilemas y dieron buen uso de su imaginación y de las leyendas del momento.

Por eso, cuando leo sobre tantos monstruos zampaniños, secuestradores y torturadores que ayudaban a los padres a mejorar el comportamiento de sus churumbeles, a que comieran mejor, se dejaran peinar o lavar sin tanto drama... empatizo totalmente con esos progenitores. Por aquí, en casa, tenemos a Catalina, la niña que se quedó clavada al suelo por no querer cortarse las uñas, y a la niña que desaparecía en el hospital dejando tan sólo el gotero por no querer comer, o los cuervos que enredan el pelo para hacerse nidos y si no los peinamos los llenarán de huevos y crías con picos afilados... Todo ello heredado de los cuentos para no dormir que nos contaba mi madre cuando mis hermanos y yo nos portábamos mal. Alguno conté de ellos en este post.

En Monstruos Ibéricos desfilan criaturas recogidas del acerbo popular salidas de hechos másn o menos reales e, incluso de personajes históricos, como el mismísimo Miguel de Unamuno, por ejemplo. Las palabras del autor, revestidas en tinta y con un estilo muy ameno y a veces bastante burlesco, van acompañadas por impresionantes ilustraciones que hipnotizaron a las fieras nada más llegar a casa. Como viene siendo habitual, el libro duró poco en mis manos y tuve que esperar pacientemente a que mis churumbeles los disfrutaran a su gusto para poder echarle el guante. A posteriori me di cuenta de que los contenidos no estaban muy orientados al público infantil, pero en vista de lo entusiasmados que estaban con lo que habían leído, no lo vi muy grave.

Por cierto, la edición es una delicia: tapa dura, tamaño A3 y páginas de calidad y satinadas. Una preciosidad.

Lo malo es que me hicieron spoilers a porrillo. No podían aguantar las ganas de contarme sobre la mano negra, el olentzero, el caballo sin cabeza, la luna que se lleva a los niños por la noche o el barquero del colmillo. Quitando que todos los personajes que aparecen en el libro son bastante salvajes y sádicos, a mí me parece genial que aprendan sobre la cultura y tradiciones.

4 comentarios:

  1. Las ilustraciones realmente son una pasada y como dices es muy interesante aprender asi sobre nuestra cultura, aunque sea tenebrosa. Aunque los míos todavía se asustan con pelis de Disney. Así que lo guardo para el futuro

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    1. Sí, creo que es mejor leerlo cuando realmente te vaya a gustar y no a aterrorizar ;)

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  2. Ahora quieren suavizar hasta los cuentos de hadas. Un beso

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