Pero el día D, Daniel llegó cargado de deberes como cadenas de condenación. Con cara de circunstancias nos expuso a los padres el problema y su duda de si quedarse en casa cumpliendo con el deber o irse a disfrutar de palomitas al cine. Total, palabras textuales "la peli esa tiene pinta de que va a ser un poco rollo...". Sea porque quería librarse de más de dos horas de arena e imágenes de postal o porque realmente le asaltó el espíritu de la responsabilidad, el caso es que los progenitores estuvimos de acuerdo en que primero el deber y luego el placer, así que nos pusimos a buscar alguien que pudiera disfrutar de la cuarta entrada. A escasa hora y media de la función fue una misión imposible y al final la butaca quedó vacante. Pero conseguimos un compañero de estudios para Daniel en el proceso. Un amigo de su clase se apuntó a hacer los deberes con él mientras el resto nos íbamos al cine.
No me hacía gracia dejar sólo a Daniel, así que abracé la propuesta encantada. Hubiera preferido que hubiera también un adulto responsable con los peques de doce años (ainsss que pequeños), pero hice de tripas corazón y los dejé sentados codo con codo y libreta con libreta garabateando resultados. Eso sí, antes de irme le recité a Daniel la lista de vecinos friendly a los que debía acudir ante cualquier problema. "Pero mamá, ¡qué podría pasar?", me repetía una y otra vez. "¿Qué estalle la caldera?, ¿Que os pongáis malos de repente? ¿Que se os caiga un juguete en el pié? ¿Que comience el apocalipsis zombi? ¡Yo que sé! Por si acaso". Y el peque asintió resignado.
En esas condiciones nos fuimos al cine con Iván a presenciar la lucha de poder por el control de la especia. La verdad es que lo pasamos muy bien los tres, aunque Iván y yo bromeamos mucho sobre lo que veíamos en pantalla para que no se le hicieran muy largas las escenas contemplativas. Aunque creo que les fascinaron como a todos. Raúl salió maravillado con la película, yo me afiancé en mi idea de que los efectos especiales son el peor enemigo de la calidad de la narración en el cine e Iván salió despotricando por la poca presencia de gusanos. "¿Esta peli no era la de los gusanos? Pero si salen dos minutos, ¡qué timo!"Lo cierto es que el que haya leído el libro la disfrutará mucho más que los que no, porque se hacen muchas vagas referencias al universo de Dune que pierden todo el sentido si no lo has leído primero. Po eso mismo, creo que no lo han sabido reflejar bien y se ha quedado en una típica historia del descenso a los infiernos del héroe. Creo que la segunda parte, cuando las circunstancias vividas lo cambien y se encumbre en la gloria, tiene que mejorar mucho más que ésta, que casi se centra en la presentación de personajes y situación. En realidad estoy totalmente de acuerdo con las Impresiones de mi compañera en Facesonthebox Vanesa, así que aquí os dejo su magnífica crítica de Dune.
El caso es que salimos de sala comentando la película, riendo y casi rodando porque, en previsión de que el peque se pudiera aburrir mortalmente, habíamos hecho acopio de provisiones nada sanas, porque comer chuches siempre es divertido.
Llegamos a casa y nos encontramos dos niños jugando tan a gusto. Ya habían hecho los deberes y estaban disfrutando de su tiempo libre. No se había quemado la casa, nada había estallado, todo correcto. Todos contentos :)
A mí me gustó mucho la película. Un beso
ResponderEliminarA mí me gustó. Y el espectáculo visual me flipó, pero el guión se me quedó un poco corto. A Raúl le flipó sin peros jaaajajajaja
EliminarY si hubieran sacado más a los "simpáticos" gusanos a Iván también le hubiera encantado XD