"Mamá, papá. Tengo que contaros algo muy malo", nos soltó Daniel nada más venir del colegio. Por supuesto, nos echamos a temblar, "Casi me ponen un parte", añadió con gran dramatismo.
"¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!"
"Calma mamá. Ahora te lo explico. Resulta que nos estaban repartiendo mandarinas por no sé qué de la alimentación sana y tooodo el mundo se puso a romperlas y pisarlas. Y sólo porque tiré una un poquito hacia arriba un profesor empezó a echarme una bronca enorme. Luego llamó al jefe de estudios y me dijo que me iba a poner un parte y que si no le decía el nombre de mis compañeros me iba a castigar el triple.
"Y no lo dijiste, claro"
"Bueeeno, sí. pero dije que no habían hecho nada y que la culpa era mía. Que lo reconocía y que lo sentía mucho. Y la profesora de sociales me dijo que no le parecía tan grave y que le gustaba que lo hubiera reconocido. Así que, por un lado, he restado puntos con el jefe de estudios, pero por otro, he ganado con la profesora de sociales", razonó. "Además, intenté ser muy educado y respetuoso. Estoy casi seguro de que lo conseguí"
Miedo me da, porque a Daniel la chulería le sale sola y sin nada de esfuerzo. Muy a lo natural. Pero al menos lo ha intentado.
"El caso es que nos han castigado a recoger todos los trozos de naranjas..."
"Pero la tuya no se rompería, ¿no? Si sólo la tiraste flojito...", le interrumpió el padre.
"Bueeeno. Se coló por el tejado"
"¡Pero si se coló por le tejado la tuviste que tirar muy fuerte!"
"¡Era un tejado muy bajito!", se defendió apasionadamente. "Tengo a mis amigos de testigos que la tiré floja"
"Pues soy yo y si la ley lo permitiera os las hago comer", añadí yo.
"¡Quéeeee! ¿Del suelo?", alucinó el peque.
"Pues no haberlas tirado. Así ya no lo volvéis a hacer seguro", aseguré en mi papel de sargento de hierro.
"Bueeeno, bueeeeno. El caso es que al final no me han debido poner un parte porque no me han dado nada y siempre dan copia. Así que todo bien".
"Nada de todo bien. Que ni se te ocurra volver a hacer nada parecido. La próxima naranja, si no la quieres la traes para casa y ya nos la comemos nosotros. O dices que no la quieres, pero ni se te ocurra dañarla de ningún modo".
"Vale, vale. Venga que me voy a ver youtube para olvidarme del disgusto".
"Cómo que youtube. ¡Nada de youtube después de esto!"
"¿Pero si he confesado? En las pelis a los que confiesan no les pasa nada"
"Bienvenido a la vida real. Aquí hay consecuencias para todo"
"Os odio"
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La próxima vez que le entren ganas de estrellar una fruta esperamos que se lo piense dos veces.
Debería comer fruta. Es muy sana. Un beso
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. En casa come en todas las comidas. Y creía que le habíamos enseñado a cuidar de las cosas y que con la comida no se juega :/
EliminarA veces se retroalimentan la mala actitud unos a otros... Lo difícil es enseñarles a tener personalidad y no seguir a la mayoría...
ResponderEliminarCreo q es una pena q los niños no valoran la comida en general...
Muy de acuerdo contigo :_(
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