viernes, 11 de julio de 2014

Improvisando para alejarles de la tele

Estas vacaciones de verano están dando para muchísimo. Cómo se nota que mami está en paro y que es la primera vez que las disfrutan íntegras, sin campamentos de verano de por medio.

El caso es que no podemos estar todo el día de pingo porque eso no hay cuerpo que lo aguante (por lo menos el mío) y, más tarde o más temprano acaban cansándose de sus juguetes y liándomela parda, así que suelen acabar pegados a la tele más de lo que a mí me gustaría.

Uno de esos días, me sequé las manos tres acabar de recoger la cocina y me acerqué al salón para ver cómo les iba a los peques. Me los encontré con los ojos fijos en la caja tonta. Hipnotizados. Ni me vieron asomar la nariz. Así que, tras comprobar que la casa estaba pasable, decidí que ya era hora de desengancharlos.

Al ir a tirar un tetrabrik de leche descubrí unas bandejas de poliespán que me volvieron a la mente. Las limpié muy bien, saqué los palos de brochetas de madera y otros materiales de manualidades muy socorridos. Cuando me vieron aparecer cargada con cosas interesantes capté su atención. Como siempre me costó más convencer a Iván de que abandonara su pose de sillonball y se acercara a la mesa del comedor. ¡Pero lo conseguí! Cuando vio que el juego consistía en ensartar los palos de brochetas en el poliespán se sintió más que interesado y se sumó al juego muy emocionado.

La actividad consistía en pintar las brochetas con los rotuladores, pincharlas en el poliespán y decorar al gusto de cada uno. El más pequeño se saltó la parte de decorar y se dedicó a ensartar los palitos alegremente hasta que se cansó.

A esas alturas, Daniel ya había acabado su obra de arte y tomó el relevo de su hermanos para construir en la manualidad de Iván una cárcel de villanos gracias al washitape. Una vez terminada la prisión, colgamos el trabajo del mayor en la pared y jugamos con la cárcel y los villanos de plástico. Como algunos podían volar, no nos quedó otro remedio que construirle un techito a las rejas si queríamos atraparlos de verdad.

Que conste, que, aunque no lo parezca leyendo el texto. Los dejé solos para que hicieran la actividad y no dirigirla. Pero cuando Daniel quiso hacer la cárcel, me pidió que lo ayudara y acepté encantada. Así también pasamos tiempo haciendo algo juntos.

4 comentarios:

  1. Qué guay, siempre sabes cómo motivarlos! Peque entra al trapo según el día, y reconozco que yo apenas saco tiempo para las actividades :(
    En fin, suerte que este verano me pillo mesaco entero de vacaciones y pienso resarcirme durante ese tiempo!!!
    Muas!

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    1. Me alegro mucho de que puedas cogerte un mes entero. ¡Eso es un tesoro! Seguro que lo pasáis genial juntos :D

      Aunque a lo mejor te pasa como a mí con Iván, que preparo la actividad con toda mi ilusión y luego me ignora jajaja

      ¡Cada niño es un mundo! :D

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  2. Me encanta esa prisión , ahí no me importaría cumplir condena ,jajaja. ¡Yo suelo guardar esos envases! Algunos no todos , porque sino ya no sé dónde llegaría.
    Y desde luego , no paramos por tal de que hagan cosas interesantes , tú más que los tuyos son pequeños y necesitan más atención . Yo con los míos tengo respiro porque los sueltos varias horas en su club de ajedrez y se lo pasan estupendamente.
    Pues ánimo que el verano es largo !!!

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    1. Pero si estás todo el día ideando!!! jajaja

      Que no me pierdo tu blog y veo la de experimentos chulos que hacéis.

      Yo también los suelto delante de la tele o, en el caso de Daniel, un par de veces en el club para niños que hay en el centro comercial para poder hacer la compra un poco rápido. Mientras ellos se lo pasen bien...

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