Llené un cubo de playa con agua y el jabón espumoso que conocí en una presentación de Baby Johnson y que ya se ha hecho imprescindible en mi vida... Y empezó la diversión. Al mayor le faltó tiempo para desnudarse y meterse en la bañera emocionado. El pequeño tuvo que esperar a que su madre le quitara la ropa mientras luchaba por seguir los pasos de Daniel.
Una vez dentro se pusieron a soplar por el limpiapipas con entusiasmo. El primogénito sí que hacía alguna pompa, pero el pequeño sólo encontraba frustración en sus intentos fallidos. Cuando mami le cogía el limpiapipas transformado en pompero grande y conseguía una reluciente y enorme pompa la miraba ceñudo y protestaba irritado. Ante una situación que prometía terminar en desastre, decidí cambiar el rumbo del juego: ¡Baño de espuma improvisado!
Iván se cansó antes, pero Daniel estuvo a remojo hasta que se quedó más arrugado que una pasa. Mientras el mayor exploraba entre la espuma el pequeño y yo leíamos cuentos de superhéroes. La velada dio para mucho.
A Peque le pirra jugar con jabón, hacer trasvases... diversión asegurada!!! :)
ResponderEliminarMuas!
Es que al agua casi siempre triunfa jajaja
EliminarYo sigo adorando los baños de espuma... y las pompas. Es que no he crecido. Jajajaja. Besotes!!!!
ResponderEliminarY yo, y yo!!! Tenemos almas de niñas jajajaja
Eliminarvaya vaya eso habrá que anotarlo!
ResponderEliminarSe lo pasaron bomba jajaja
EliminarEstoy por llevarme el bote de jabón la parque, un cubo y usar agua de la fuente ;)