No nos defraudó el tiempo porque cuando llegamos algo de nieve quedaba. No era un extenso manto, pero la suficiente para los juegos más locos. Era mediodía cuando entrábamos por la casa y Raúl se disponía a encender la chimenea. Ese día comimos cerca de la misma para disfrutar del calorcito que desprendía.
La calefacción está muy bien, pero la chimenea es más rápida. De eso doy fe. El salón era la única estancia en la que se podía estar a gusto en ese momento. En cuanto llenamos la barriga y mami se echó una mini siesta, Raúl nos echó a todos a la calle para ver el ambiente navideño del pueblo.
Habían hecho adornos a mano para decorar los lugares más emblemáticos y molaban un montón. Luces en las calles, enormes bolas blancas en el árbol y figuras preciosas en el arco y el ayuntamiento. Se lo han currado un montón.
En el arco habían montado el tradicional mercadillo navideño con un montón de puestos artesanos. Podíamos encontrar desde originales botas de vino, hasta joyas únicas, pasando por cuadros, figuras de barro maravillosas, cestería... Bueno, un montón de cosas chulísimas.
Allí nos dijeron que el río estaba helado y que era digno de ver, así que cogimos a los niños y nos encaminamos a visitarlo. La verdad es que era todo un espectáculo. Creo que nunca lo había visto así. Los peques tiraban piedras a la superficie dura a ver si podían romperlo, pero les resultó muy difícil.
Vimos a los patos buscar huecos para nadar. Tenían que estar helados los pobres, aunque no parecían notar el frío. Por el camino encontramos nieve y los chiquillos se lo pasaron bomba jugando con ella, aunque ya habían estado un buen rato empapándose con ella en el patio de la casa.
Madre mía. Yo no sé cómo tienen esa resistencia a las inclemencias del tiempo cuando se están divirtiendo. Sólo diré que olvidamos llevar guantes y ellos como si nada manipulando la nieve. De vez en cuando les obligábamos a parar y a darnos las manos para calentárselas o a que se las metieran en el bolsillo, hasta que nos dimos cuenta que lo que se estaban metiendo en el bolsillo eran cachos de hielo. ¡Que locura!
Les ordenamos tirarlo inmediatamente y nos obedecieron a regañadientes. Les amenazamos con un castigo muy gordo si volvíamos a pillarlos guardando elementos peligrosos en la ropa. De aquí a la pulmonía sólo hay un paso.
Al poco, volvimos a las calles y nos pasamos por la Colegiata para ver el Belén. Lo han puesto muy bonito, y a los niños les gustaron mucho los peluches de animalitos que colocaron entre las figuras, pero a mí me pareció mucho más original el del año pasado con los muebles antiguos y ubicado en el exterior. Este año lo han puesto a un lado del altar y queda muy escondido.
También fuimos a ver el Belén de El Jumer, una tienda de fontanería, reformas y ferretería. Se lo curra mucho porque hay agua corriente, una figura que se mueve y se hace de noche y de día. A los peques les encantó.
Nos dimos una última vuelta por ver iluminado el pueblo y a casa, que yo ya me estaba poniendo azul, aunque si hubiera sido por mis hombres allí seguíamos.
Qué bonitooooo!! Y qué fríooooo! Hasta me castañean los dientes! XD
ResponderEliminarMuas!
Precioso, pero donde mejor se estaba era al lado de la chimenea jajaja
Eliminarq bonito!!! nosotros estuvimos el anterior con la gran nevada, yo creo q no había visto nevar tanto de seguido y copos tan gordos nunca. ¡muy chuli! blanca navidad!!!! aprovecho para desearos ¡Feliz Navidad! ahora ya ¡a disfrutar!!!!
ResponderEliminarMadre mía. Que experiencia!! Ese finde estábamos nosotros con los vicios lúdicos en als Game on jajaja
EliminarNo se puede estar a todo
Feliz Navidad!!!!
feliz navidad!
EliminarFeliz Navidad!!
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