En cuanto me enteré de que se iba a celebrar una exposición de Star Wars en Telefónica Flagship Store me metí en la web y apunté a los peques a un taller que sabía que les iba a molar, el de los sables láser. Tenía muchos donde elegir: droides, drones, disfraces, manualidades... Pero creo que éste era el que más les cuadraba por personalidad. No podía apuntarles en más porque las Navidades ya están siendo moviditas. Lo bueno es que acerté de lleno.
Les costaba estarse quietos mientras esperaban para entrar a la sala dónde se impartía. Incluso tuve que regañarles unas 300 veces. No eran los únicos. Todos estaban impacientes por entrar. Cuando por fin lo hicieron les entregaron unos sables chulísimos que se plegaban y desplegaban y ya se volvieron locos de contento.
Enseguida entablaron batallas épicas entre ellos y con el resto de los niños. Aunque parezca increíble, jugaron de forma bastante respetuosa y no hubo ni un damnificado. Al contrario, todos reían como locos mientras asestaban mandobles poniendo posturitas de Jedi.
No pasó mucho tiempo hasta que entraron el maestro y la ayudante. Ambos tomaron posiciones y pusieron orden entre sus filas. Otra vez nos tocó sorprendernos a los padres porque obedecieron sin rechistar y pronto los tenían en formación y saludando sable por medio.
El profesor les explicó que les iba a enseñar la técnica del viento silvante, que consiste en dar un toque en cada pierna, en cada brazo y en la cabeza y en defenderse haciendo lo mismo pero a la inversa parando los ataques. La clase fue muy participativa y Daniel estaba exultante por haber acertado una de las preguntas. Lo que está fardando delante de todos de ese acierto.
Además, la ayudante iba de padawan en padawan preguntándoles por separado, comentando detalles o corrigiendo posturas. Parecía una academia Jedi de verdad. De hecho, cuando salimos del centro los niños me preguntaron que cuándo era la próxima clase. Qué desilusión se llevaron cuando les informé de que era única y no habían más. La siguiente pregunta fue, como yo ya me esperaba, que cuando les compraba el sable retractil. ¡Haberlo pedido en la carta! Qué morro tienen...
Al final de la clase los profesores se mostraron encantados de hacerse fotos con los alumnos. Y estos que suelen ser muy reticentes a hacer la cola de turno no lo dudaron ni un instante. Les pasó igual que con el espectáculo de Un papá Mago, que les gustó tanto que no quisieron irse sin inmortalizar el momento con los maestros Jedi. Además, les regalaron unas pegatinas muy chulas.
Cuando acabamos nos volvimos a dar una vuelta por la exposición con parada en la habitación de los Legos por petición expresa de los infantes. No importaba que la hubiéramos visitado hacía poco. Estos nunca se cansan.
Mejor que mi hijo no vea esto si no me hace llevarlo fijo
ResponderEliminarYa ves! Que pena que hagan tan pocos talleres de estos!
EliminarHasta qué día se puede visitar la exposición?
ResponderEliminarHasta el 5 de enero :D
EliminarY esa clase... ¿Dices que sólo es para niños? :(
ResponderEliminarCalla, calla, que yo me apunté tambien y me tuvieron que aclarar que era sólo para niños. Joooooo
Eliminarufff no me va a dar tiempo a ir, espero que la repitan
ResponderEliminarYo también espero que la repitan porque estaban muy bien, que pena que la hagan por tan poco tiempo :_(
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