- ¡¡Cómo mola!! Yo hacía papiros de pequeña... síii... Recuerdo que se hacían con café
- Pero en el libro pone té...
- Me vas a decir a mí, cómo se hacen. Se bañan en café y luego se queman los bordes...
- ¡Ok mamá! Me gusta cómo piensas.
Y así montamos nuestra fábrica de papiros en la cocina... Sin mirar las instrucciones de la profesora. La verdad es que nos emocionamos tanto que se nos olvidó mirarlas.Pero lo importante es que nos lo pasamos de miedo y que no hubo daños que lamentar. Bueno, una pequeña quemadura en mi dedo, pero casi ni la noto.
En realidad, lo de quemar los bordes no es nada necesario, pero como se me escapó que te pequeña quemábamos los bordes con los cigarros de mi madre, ya no hubo marcha atrás. En esta casa no fuma nadie así que tuvimos que arreglárnoslas con cerillas y un cutre encendedor que tengo en la cocina para encender velas de cumpleaños (exclusivamente, porque a día de hoy no le encontramos muchos más usos). Pero empezaré por el principio. Lo primero que hicimos fue llenar un tuper grande con el café que me había sobrado del desayuno y bañar con cuidado los folios. Luego los dejamos secar sobre bolsas de basura para evitar daños en la encimera.Cuando estuvieron secos enrollamos los bordes para que quedaran guays y ahí podría haber terminado la cosa, porque en el proceso de mojado ya se habían hecho desperfectos con efectos chulos en nuestros pergaminos, pero los peques no me perdonaron la parte peligrosa del proceso y se empeñaron en ser ellos mismos quienes quemaran sus pergaminos.Con mega supervisión les dejé quemar uno a cada uno un poco, en el fregadero de la cocina y debajo del grifo por si acaso. No se quemaron, ni sufrieron ningún daño, pero se dieron cuenta que la cosa no era tan fácil y que las brasas se comían el pergamino rápidamente, así que me dejaron a mí encargada de la tarea con mejor ánimo. ¡Un rollo! Ya os lo digo, porque no es fácil quemar los bordes los justo y necesario. Hay que hacerlo con muuuucho cuidado y paciencia. ¡Buf! Lo que hago por las fieras.
Menos mal que quedaron encantadas con el resultado. Al final, Daniel se llevó todos a clase por si a algún compañero se le olvidaba traer el suyo. Por lo visto van a hacer una rosa de los vientos. Suena genial. Ojalá traiga a casa el resultado final :)
ACTUALIZACIÓN: Al final hicieron un mapa del tesoro porque la rosa de los vientos ya la habían hecho en el cuaderno de plástica, por lo visto los peques no querían repetir otra y la profesora les dejó hacer que volaran la imaginación libremente.
Menudos deberes más molones
ResponderEliminarPues sí. Aunque nosotros pasamos de las instrucciones porque la mami (yo) se emocionó con los recuerdos de su infancia jaaajajaja
EliminarYo también lo hice alguna vez. Un beso
ResponderEliminarEs que yo creo que e sun clásico de nuestra infancia jajajaja
EliminarLo hacías con café o con té?
Que chulada! Tengo que hacerlo algún día con los míos
ResponderEliminarSeguro que os vienen de lujo para vuestros juegos :)
EliminarQue chulada! Tengo que hacerlo algún día con los míos
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