Para empezar, se acordaron de cerrar la puerta del salón para dejarme dormir un ratito más sin sobresaltos ni gritos. La cosa empezó de forma inmejorable.
Me levanté de buen humor y me puse a hacer los desayunos codo con codo con el progenitor. Las fieras pusieron mucho de su parte para portarse bien y, aunque no fue todo perfecto, sí que se notó la buena intención. Oye, algo es algo.
Además, me dejaron jugar tranquilamente al juego de Hodwarts en twitter que había puesto en marcha la Comunidad bloguera y que fue de lo más emocionante hasta el final con un montón de pruebas y retos curradísimos. Normalmente me miran de forma crítica o censuradora cuando paso mi límite de enganche al móvil, pero ese día hicieron la vista gorda con su tuitear madre. Por cierto ¡quedamos segundas! ¡Oeeeee oeeeee oeeeeee! Y lo pasamos genial. Que gente más requetemaja que juega a estos juegos.
Raúl me hizo otro regalazo inesperado. Se encargó de la comida y no me dejó mover ni un dedo. Menudos judiones nos hizo. Para chuparnos los dedos. Vale, que luego recogí yo la cocina, pero no cocinar y que te pongan el plato caliente delante es un lujazo más que suficiente.
Luego me entretuvo a los peques mientras yo me relajaba, aunque acabé pegando unos cuantos gritos a la prole. ¡Pobres! Habían gastado todos sus puntos de voluntad por la mañana y era normal que se empezaran a demandar. Así que el progenitor hizo otro gesto de amor y se los llevó a casa de su madre para seguir celebrando el día con quien le dio la vida y la que le dio la vida a su madre, dejándome a mí en la paz y la gloria.Y esperando un paquete especial. Un pack que me tocó en un sorteo de Mi cita con Madrid y que es una fiesta para los sentidos. En primer lugar, incluye un libro maravilloso de esos que te remueven por dentro y que es imposible leer sin los sentimientos y emociones a flor de piel, Momentos que marcan la piel de David García Marín. Y para crear un ambiente ideal para sumergirse en la lectura, qué mejor que vino blanco afrutado con DO Madrid y una tosta con mermelada de fruta de la pasión con vodka, ambos de Taninos asesinos. Para el punto final, dos tabletas de chocolate con leche de autor, uno de almendras y otro de limón... mmmmm... Qué maravilla. También se incluía en el lote un planificador diseñado por la ilustradora Ana Marín que me va a venir de miedo con todos frentes que tengo abiertos.
Cuando tuve el paquete en mis manos, que por cierto, me entregó al organizadora del sorteo en mano (¡qué ilusión me hizo conocerla en persona!), me fui corriendo a casa de mi suegra para felicitarla a ella y a mi abuela política (a mi madre ya lo había hecho por teléfono, que vive muy lejos como para visitarla en tan celebrado día). Y allí me encontré con que me hicieron la cena. Casi lloro de la emoción. No tuve que cocinar en tooodo el día. Ni me corté, ni me quemé, ni me di golpes tontos (la cocina es la habitación más peligrosa de las casas con diferencia)...Y disfruté de una cena improvisada que sólo la magia de las mamis (en este caso la de mi suegra) puede hacer surgir de la nada. Después de un ratito de charla y risas nos volvimos a casa a disfrutar de la sesión de cine en familia. Por supuesto, me tocaba elegir a mí y tenía muy claro la película que quería ver: Wolfwalkers. La disfruté como una enana, aunque me decepcionó un poco al no poder evitar compararla con la anterior producción de sus directores, La canción del mar.
Así terminó un día redondo y relajado para esta agotada mami ;)
Descansar de mami de vez en cuando está muy bien. Un beso
ResponderEliminarSí, nos da energía para volver con más fuerzas :)
EliminarFelicidades!!! eres una gran mamá!!! me alegro q lo pasaras genial!!!
ResponderEliminarMuchas gracias!!! Besazos preciosa
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