viernes, 28 de mayo de 2021

La abeja Maya y el orbe dorado

Me llegué una gran alegría cuando gané cuatro entradas para el pre estreno de la abeja Maya y el orbe dorado gracias al sorteo de Con niños en la mochila. Hacía muchísimo tiempo que con esto de la pandemia no íbamos al cine y me hacía ilusión ir con toda la familia. 

Pero me pegué el primer tortazo antes incluso de comenzar la aventura. Mi pre adolescente me miró como si me hubiera vuelto más loca de lo que piensa ya que estoy y me dejó bien clarito que no iba a ver una peli de peques para que luego se enteraran sus amigos y se estuvieran riendo de él hasta el día del juicio final por mucha ilusión que me hiciera.

En cambio, mi dulce Iván (aunque a veces más espinoso que un erizo), sí que me siguió la corriente. Es más pequeño y todavía no ha sido tocado por la maldición del "ya soy mayor y no puedo hacer lo que quiera libremente para pasármelo bien como hacía cuando era un niño, es decir, AYER o poco más". En fin, que el más peque sí que se apuntó sin dudarlo. Cine, palomitas, papá y mamá para él sólo, al ausencia de su "indeseable" hermano y una peli de bichillos monos, la cosa prometía para él y mucho.

Así que el día D nos fuimos al pre estreno con un niño muy feliz. Nada más llegar le surtí de palomitas y nos encaminamos a la sala de cine más felices que una perdices. 

La película empezó puntual y muy pronto nos sumergimos en la historia de las aventuras y desventuras de Maya, la abejita más loca e impulsiva del Prado. la verdad es que a mí me pareció una historia muy plana, con ninguna sorpresa, sobresalto o giro interesante, pero al peque le entretuvo y salió muy contento con lo que acababa de ver. La música, las imágenes coloridas y las escenas de acción que se sucedían ante nuestros hijos son mucha lógica solidez argumental le valieron perfectamente para pasar un rato divertido con sus padres y atracarse a palomitas.

No puedo decir lo mismo de Raúl, que se aburrió soberanamente. Los chistes eran demasiado infantiles y la doble lectura orientada al entretenimiento adulto demasiado típica y simple. Todos los guiños se dirigían a la paternidad y a la maternidad, buscando la complicidad de los acompañantes de los peques, pero estaban encajados malamente y no acababa de cuajar. Al final les hacía más gracia a los chiquillos que a sus padres.

Lo cierto, es que creo que Iván agradeció una peli en la que no tuviera que cerrar los ojos o que no le hiciera sudar de la tensión. Tampoco tuvo problemas en pillar el argumento, ya que era muy sencillo y con todos los elementos típicos en una historia para niños pequeños: En la gran pantalla se plasmaba un mundo multicolor lleno de blancos y negros, sin dobles sentidos ni intenciones dudosas. Todo muy blandito, mono y, sobre todo, simple. Las ideas que se expresan, la construcción de los personajes, los dilemas morales... todo se cuenta desde la sencillez que puede entender con alegría su público objetivo: los niños.

A mí me entretuvo porque me lo pasé genial comentando con mi niño y robándole las palomitas cuando no miraba, pero admito que para los acompañantes puede hacerse un poco cuesta arriba si no se va con la actitud adecuada. 

Al salir de la sala nos topamos de frente con los mismísimos protagonistas de Onward, Ian y Barley Lightfood, y no perdimos la oportunidad de hacernos una foto con ellos. Me encanta esa película.

Por cierto, en el sorteo también gané dos peluchines encantadores de Maya y Willy y unas mascarillas infantiles chulísimas. ¡¡Qué suerte tuve!!

Si queréis podéis leer también la experiencia que tuvimos en la primera película de la Abeja Maya, los juegos de la miel hace unos tres años. Mis peques eran más chiquitines y la disfrutaron muchísimo. 



4 comentarios:

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