Todavía no sé que notas ha sacado el mayor en el tercer trimestre (y realmente espero no encontrar ningún desastre), pero lo que sí sé es que los aprobados que saque serán gracias al padre y a mí, que hemos metido esfuerzo a tope en este chico para que sacara adelante las asignaturas. Y lo suspensos (esperamos que ninguno) habrán venido en las épocas de mayor carga de trabajo en los que no hemos podido atenderle como necesitaba.
Además, también nos hemos encontrado con algunos problemas de actitud y comportamiento, que achaco, sobre todo, a la libertad y autonomía que le hemos concedido este curso y que no le ha venido nada bien.
Os pondré un ejemplo: Si en las cenas cine familiares, decidía irse a su habitación a leer o escuchar música, le dejábamos porque me parecía que no había que imponerle su ocio, pero me he dado cuenta de que un poquito de ocio social sí que hay que obligarle a tener para que asimile ciertas normas de convivencia que parece haber olvidado de un tiempo a esta parte.
Así que, teniendo en cuenta la situación actual, he desarrollado un sistema de puntos muy rígido en el que la autoridad paterna y materna cobra un papel predominante. Parece algo contradictorio, pero creo que puede resultar (de otra forma ni lo intentaría).
Además, persigo otro objetivo igual de importante: rebajar el tiempo frente a pantallas de ambos churumbeles. Sobre todo del pequeño, que está bastante obsesionado con el tema y se pasa el día pensando en su momento de pantallas (cómo lo va a usar, en qué, que juegos quiere en el futuro o qué vídeos quiere ver, etc...). Lo único bueno que veo en todo esto, es que les encanta a los dos enseñarnos a los padres los vídeos que les llaman la atención. O mostrarnos sus hazañas en los videojuegos a los que juegan. Al menos no están totalmente desconectados de la realidad. Pero aún, así me preocupa el monotema del niño pequeño.
En fin, que me enrollo como las persianas, el caso es que he llegado a la conclusión de que necesitan, sobre todo el mayor, al menos un mes del verano con un horario y unos hábitos controlados y supervisados.
El mecanismo en sí consiste en un programa de estudio y una serie de actividades sociales y familiares que serán puntuadas, dependiendo de lo bien que sean ejecutadas, con minutos de pantallas que se irán registrando en un excel y se tendrán que pedir al adulto que lo esté monitorizando (yo, ¿alguien lo dudaba?) para gastarlos. Primero, consigo que se esfuercen en sus tareas (porque ambos fallan mucho en presentación, caligrafía y ortografía) y, segundo, limito el tiempo ante la pantalla porque soy yo la que puntúa las actividades y yo la que gestiona los minutos ganados.
Huelga decir que no les ha hecho nada de gracia el sistema, pero como saben que son lentejas (las tomas o las tomas) se lo están tomando con filosofía (e intentando negociar cada uno de los puntos. Por ahora me he mantenido inflexible y no hay cambios al plan original).
Así que, de lunes a viernes tendrán tres actividades fijas (dictado, ortografía e inglés) y una variable (Mates, lengua, naturales y sociales) entre las que meteré algo de técnicas de estudios (que también necesitan reforzar). Y los viernes, sábados y domingos haremos una actividad familiar que también puede dar puntos de pantallas según lo bien que se porten. Los viernes no habrá actividad de estudio variable y se cambiará por una actividad familiar.
Con cada actividad de estudio pueden conseguir un máximo de 20 minutos de pantallas (aunque es imposible llegar a la puntuación máxima, porque tendría que estar perfecto, tanto en contenido como en presentación, y no creo en los milagros). Los minutos de las actividades familiares varían según sean cortas (pueden ganar hasta 15 minutos), medias (hasta 25 minutos) o largas (hasta 45 minutos). Que una actividad familiar sea corta o media, dependerá de mi criterio. Las largas serán las de todo el día fuera de casa.
Y, por supuesto, todo es subjetivo e interpretable por mí y yo soy la que tiene la última palabra en todo (autoridad grado máximo). A mí me encanta debatir y argumentar, pero llega un momento en la vida en la que ves que tu hijo necesita límites y un gobierno tiránico como comer y hay que hacer tripas corazón para no alimentar al monstruo caótico, rebelde y contestón que vive en su interior.
Iván es una víctima colateral con la que levantaré bastante más la mano, pero al que tampoco le viene mal, que va por el camino del hermano de forma alarmante.
A ver si puedo mantener el ritmo todo julio. ¡Deseadme suerte! La voy a necesitar.
Es la adolescencia. Un beso
ResponderEliminarCierto! Hay que pasarla XS
Eliminarte entiendo perfectamente. Como yo no puedo quejarme en el tema estudios con la mayor, pero si me parece que en verano el exceso de horas libres podría hacer que aumentase (más) el tiempo dedicado al móvil, pues les hemos propuesto, a los 2, apuntarse a un campamento deportivo en un polideportivo más o menos cerca de casa, con la idea de que pasen la mañana con gente de carne y hueso e, incluso, haciendo deporte. Este año han querido apuntarse, al que viene (ya con casi 12 y 16 años) ya veremos
ResponderEliminarTambién les propuse campamentos urbanos, pero no les apetece nada. Les entiendo, pero tampoco va a haber barra libre de pantallas. Y ya te digo que el curso del mayor ha sido más largo que un parto y creo que necesitamos allanar un poco el camino para el siguiente si no queremos tropezar con la misma piedra XS Ánimo y suerte con el verano!! Nosotras podremos lidiar con él!
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