Este año hemos pasado la noche más terrorífica del año en Covarrubias. Allí se toman Halloween muy en serio y los niños buscan muy emocionados las casas con adornos de calabazas, fantasmas, esqueletos, arañas y telas de araña en busca de sus preciadas chuches. Algunos se lo curran muchísimo y convierten sus casas en verdaderos escenarios del terror.
Personalmente, a mí me flipa la casa de la bruja de la que hasta sale música inquietante desde su interior. También la casa que llena su entrada de humo y monstruos varios. Este año no entramos porque ninguna de las fieras quiso acompañarnos.
La verdad es que diluviaba, pero yo no quería quedarme con las ganas de ver cómo habían adornado las calles. Así que Raúl y yo nos hicimos con unos cuantos paraguas y nos fuimos a disfrutar del ambiente, aunque fuera pasado por agua.
Cuando volvimos a Daniel le gustó tanto lo que contamos que se animó a verlo por sí mismo. Quería ir sólo, pero con la que estaba cayendo preferimos acompañarle y ahí, creo yo, que fue cuando se torció todo. Salió enfurruñado y no paró hasta hacerme perder la paciencia y soltar unos cuantos berridos que debieron poner los pelos de punta hasta al más valiente de los espíritus que por allí pululaban.
Volvimos a la casa sacando fuego por los ojos y el padre intentando mediar, aunque peor no podía hacerlo, eso también os lo digo.
A mí, al final, logró calmarme porque yo estaba con ganas de pasármelo bien a pesar de todo, pero Daniel se encerró en un cuarto muy enfurruñado y no quiso salir cuando le invitamos a jugar con nosotros. ¡Peor para él!
Saqué lo que había preparado para la ocasión bajo la escéptica mirada del padre que no entendía por qué había impreso juegos con todos los que tenemos ya. Eso de hacer tematizar con cositas nuevas no parece llegar a entenderlo, pero se prestó a todo lo que propuse muy entregado.
Es más, se prestó a leer y explicarnos las reglas del Print and Play roll and die, un juego de Lucas Charra para descargar, imprimir y jugar muuuuy chulo. Hablaba de él en
un artículo que escribí para Ociofrik, en el que proponía varios juegos para la noche en las que los muertos y los monstruos salen a pasear.
La cosa iba de invocar monstruos para matar los humanos que se nos colaban en el pueblo. El sistema es muy curioso y hay que estar muy atentos para no equivocarte con el reparto de monstruos y humanos. A nosotros nos despistaban de vez en cuando las abuelas y la visita que había ido a verlas y ya no sabías a quién habías matado ni a quién habías invocado.
Al final ganó Raúl que es el que tiene más cabeza para los números y las estrategias, aunque casi le sobrepasa Iván porque cometió un error muy gordo que casi le cuesta morder el polvo con su matanza.
A éste vamos a jugar más veces que es de los que te picas y quieres más.
Cuando acabamos la partida Raúl nos propuso dibujar nuestro monstruo preferido en la parte de atrás. propuesta que fue muy bien recibida por Iván. La verdad que fue muy divertido hacer nuestras versiones de los invocados.
Tenía preparado otros minijuegos con los que nos reímos mucho como el de adivinar las pelis a partir de los emojis. cuando no teníamos ni idea nos inventábamos los títulos a partir de los emojis. También hubo debate con algunos títulos que daba lugar a varias interpretaciones.
Cuando saqué el juego de predecir el futuro, Raúl me torció el gesto. A él esas cosas le parecen una chorrada, pero a mí me trae muchos recuerdos porque cuando era niños jugaba. Recuerdo el más famoso en el que aventurabas a que edad te ibas a casar y luego ibas contando ese número y tachando para saber con quien, donde, el color del tu vestido y el plato principal. En este caso el número te lo dan las curvas de una espiral que dibujas y luego vas tachando para saber cómo irás disfrazado, qué chuche ta van a dar, con quién vas y qué es lo que más miedo te va a dar. A Iván le hizo tanta gracia como a mí.
También buscamos sospechosos entre diferentes caras con otro juego y logramos resolver el laberinto de la bruja, ¡yo fui la más rápida! Y entonces se hizo la hora de cenar y tuvimos que recoger todo para poner la mesa y disfrutar de la comida de la abuela.
Teníamos previsto ver Película de La escuela del bien y del mal como broche final, pero se nos había hecho tarde y era demasiado larga, así que acabamos viendo Amor de madre que no es nada Halloween, pero era la que quería ver una de las abuelas y a todos los demás nos pareció bien para pasar un buen rato.
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