Daniel decidió de repente que la casita de juguete necesitaba unos arreglillos y se puso manos a la obra con su caja de herramientas. Iván no tardó en imitar a su hermano que, al principio, vio con malos ojos la intrusión, pero poco a poco fue aceptando la ayuda de su hermano. Entre los dos dejaron la casita niquelada a mamporrazo limpio.
Y una vez arreglada ya la podían disfrutar. Les encanta meterse dentro a leer, jugar, saltar y hacer el brutito.
Me encanta verlos jugar juntos.
Qué graciosos!!! Me hubiese encantado tener una de esas de pequeña. Yo me la hacía debajo de una mesa, poniendo una manta por encima. Imaginación al poder. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarEn realidad es una que regalaban con la comida para gatos ;)
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