Ir al Museo del Ferrocarril siempre es un triunfo porque los trenes les emocionan. Como hay dos coches abiertos para que puedan entrar y toquetear, además de la sala de máquinas con dos mandos llenos de botoncitos todos para ellos, los tenemos la mar de entretenidos. Pero es que además, al exposición se salía de lo bien echa que estaba: batallas entre españoles y guerreros chinos, ejércitos de hombres mitad animales y sus naves monstruosas, un edificio futurista con todos los elementos imprescindibles para todo friki que se precie, medievo fantástico... Un montón de escenarios impresionantes.
Los peques no podían dejar de recorrerse los stands y gritar de entusiasmo con cada nuevo descubrimiento.
Nos llevamos una maravillosa sorpresa cuando descubrimos que el minitren del patio al aire libre estaba en funcionamiento. Ni que decir que nos montamos todos.
También nos pasamos por el rincón infantil, donde los peques podían colorear y dibujar a gusto.
Nos encontramos con personajes de la Guerra de la Galaxias pululando por ahí porque resulta que el 4 de mayo era el día Internacional de Star Wars. ¡No tenía ni idea! En mis años lozanos, me gustaban bastante las tres primeras, pero el hecho de que me junté con un trekkie y que las tres pelis que hicieron de precuela me parecen bastante malillas (espero no ofender a nadie) abandoné la senda del Jedi, incluso antes de comenzar a recorrerla. Así que ni idea de los personajes que por ahí pululaban, quitando a Yoda y al soldado de la guardia imperial de la primera trilogía.
Nada más salir del museo, Raúl nos confesó que tenía una fuerte tentación: comprar urgentemente un Lego del Señor de los Anillos. Como era de esperar, sus retoños corearon tal decisión. Daniel y su papi se dieron un salto al centro comercial, mientras yo atendía las necesidades inmediatas de Iván: comer y dormir.
Se dedicaron a montarla mientras dormía el más peque. La verdad es que molaba bastante la arañita que movía amenazadoramente dos de sus patas arriba y abajo.
Cuando despertó Iván, hubo que desplegar todo neustros arseñal de Legos para evitar que se mataran por la arañita. Causó sensación en toda la familia. Hasta yo ataqué a Spiderman y Veneno con esas patitas mortales.
Jajajaja. La araña mola, oye... En el museo del Ferrocarril siempre hacen cosas chulas. Un besote!!!
ResponderEliminarSí, es un museo que se lo curra mucho :D
EliminarQue sitio más chulo!!! menos mal que han puesto vayas si no eso dura 2 minutos jajaja
ResponderEliminarNi con barreras de pinchos y alambradas me quedo tranquila con estos dos monstruitos jajaja
EliminarMe encanta el museo del ferrocarril, he ido mucho de peque a ver si me llevo a la bichito algún día.
ResponderEliminarPues seguro que sale de allí emocionada, porque cuando llevé a los míos la primera vez Daniel tenía dos añitos y no veas como disfrutaron.
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