lunes, 9 de junio de 2014

Iván quiere ir al parque de animales

El más peque de la familia estaba empeñado en visitar un parque de animales. Sobre todo uno que tuviera lobos. Así que a Raúl y a mí no se nos ocurrió mejor lugar para llevarle que el Zoo de Madrid. Eso sí, con una oferta, porque la bromita cuesta un pastón.

Iván estaba emocionado ante la perspectiva de que su sueño se hiciera realidad. No podía esperar a ver el primer animal, que, por cierto fueron los flamencos. Al peque se le salían los ojos viendo cómo se movían y agitaban las alas. De repente se le ocurrió que era una cartero y que tenía muchísimas cartas para los habitantes del Zoo. Cuando regresábamos a casa nos explicó que las cartas que entregó eran invitaciones para un cumpleaños. Sospecho que debe ser un cuento que les han leído en clase porque ahora están dando la unidad de los animales.

Nos recorrimos parcela tras parcela buscando a los inquilinos de cada habitáculo, con mayor o menor fortuna, ya que hacia un calor horroroso y muchos preferían cobijarse en lugares no accesibles que pasearse ante los ilusionados ojos de mis retoños.

En la jaula de los osos panda estuve un buen rato intentando que Daniel viera uno. Estaban un poco escondidos, uno en lo alto de un árbol y el otro sentadito en un rincón. De repente, un cuidador les tiró comida y del del suelo salió a comer. El primogénito aseguraba que no lo veía aunque estaba delante de nuestros ojos. Cuando ya no sabía cómo indicarle la posición exacta del animalillo (me faltó darle las coordenadas del GPS) el chiquillo se lamentó de que él sólo veía a un oso panda comiéndose una rama. "¡Ese es! ¡Ese es!" vociferé a punto de ahogarlo y ante la carcajada general.

El pobre Iván se quedó sin el espectáculo de los loros que tanto nos pidió, porque no nos cuadró en el recorrido. Y sin el de los delfines, porque el inminente nacimiento de un delfín bebé había sido motivo más que suficiente para suspenderlo. Sin embargo nos pasamos a visitarles y se quedó hipnotizado mirándoles ir de un lado a otro y saltar gracilmente. Nos pudimos pegar allí más de media hora hasta que conseguimos convencerle para avanzar. Los que sí vimos fueron las acrobacias de los leones marinos y las de las aves rapaces.

Teníamos claro que los lobos tenían que ser visitados sí o sí. Cuando pasamos por la estatua del lobo (o del perro, porque la forma es bastante indefinida) los dos chiquillos corrieron a subirse encima, con tan mala suerte, que una avispa inoportuna picó en el ojo al mayor. Daba pena ver los lagrimones que le corrían por las mejillas. Estaba inconsolable y no quería ni que le miráramos el picotazo. Por experiencia, sé que la zona del ojo es muy delicada aunque la víctima no sea alérgica, así que acudimos al servicio médico del parque. Sin mucha urgencia, porque el propio enfermito nos pedía parar en una u otra jaula.

Daniel entró en la consulta con más miedo que vergüenza y nos lo hizo pasar bastante mal para que le pusieran un guante de hielo y agua fría en la zona afectada. menos mal que se dejó pesar y se tomó la medicina sin protestar. Al poco se le normalizó la hinchazón, aunque todavía se le nota un poco. El médico o enfermero que nos atendió nos dijo que si se le ponía muy rojo o veíamos que se le hinchaba de forma exagerada que volviéramos para darle algo mas fuerte.

El susto sirvió para calmar los ánimos, porque, lo cierto, es que los peques se estaban portando fatal y eso influía en que discutiera con Raúl (él conmigo no, que no le gusta) y alimentaba un mal humor familiar que iba en crescendo.

Parece que el picotazo de la avispa fue la nota armónica que nos estaba haciendo falta. Cuando vimos que Daniel estaba de nuevo riendo la cosa fue a mejor. Estábamos a punto de irnos después de comer y al final salimos de allí más tarde de las seis de la tarde. Con los lobos vistos, de lejos y mal, pero con los elefantes, las jirafas, los osos, los bisontes, las serpientes, los tiburones y muchos más animales de lo más interesantes impresos en la retina para gran regocijo de los más pequeños.

Por cierto, que esta mañana, el ojo de Daniel estaba bastante hinchado, así que le hemos dado Dalsy para que baje la inflamación.







14 comentarios:

  1. Mientras más ganas tengas q hacer algo... peor día tendrán los enanos.
    Y el mal humor se contagia más rápido q la gripe :(

    Pasa en todas partes igual.
    Ainsss...

    De todas formas, al final aprovechasteis el día q era lo q queríais, y pudisteis ver (aunque de lejos) esos lobos que tanto reclamaba el mayor.

    Muchos besos

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    1. Sí, a veces ponemos tanto empeño en pasarlo bien que salimos a vueltas con la vida.

      Menos mal que el destino siempre se encarga de poner las cosas en su lugar y hacerte ver lo importante. ;)

      Muchos besos!!

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  2. Vaya dia chulo. Que pena no estar con ustedes. Que mala suerte danielillo con la avispa (aunq teng q admitir que me entro un poco d risa cuando lo lei...)
    Esta genial que a los niños les gusten los animales. Besotes

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    1. Sí que fue mala suerte. Menos mal que ya se le está curando :D

      Les encantan los animales. Salen a su tía jajaja

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  3. Que día más bonito habéis pasado. Espero que tu peque esté mejor :)

    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias!! Ya tiene el ojo mucho mejor. Menos mal porque me tenía muy preocupada

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  4. Ayyy, pobrecito con la picadura... Espero que ya vaya mejor, que eso tiene que haber dolido. Por lo demás, creo que disfrutaron del paseo. Un besote!!!

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    1. Sí que le tuvo que doler, porque ¡¡¡vaya zona más delicada eligió la maldita avispa!!!

      Menos mal que la hinchazón va bajando...

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  5. Espero que no se os presenten todos los animales a la fiesta de cumpleaños del peque :D
    Cerca del Escorial hay un centro de naturaleza llamado Cañada Real donde, entre otros animales de la fauna ibérica, se pueden ver lobos, si no lo conocéis os lo recomiendo, este es el enlace http://opennature.com/
    Un abrazo

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    1. ¡¡Uau!! Que pinta tiene ese centro. Muchísimas gracias por el chivatazo. No sabía que existía. Me lo apunto para ir con los chiquillos. Son los mejores planes para hacer con niños :D

      Ya me puedo imaginar que llega el día del cumple, suena el timbre de la puerta, abro y empiezan a pasar todos los del arca de Noe con regalos del tipo: el gusano más sabroso, un ratón a medio masticar, plátanos... ¡de canarias!, unas cuantas hojas de bambú... jajaja

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  6. Cómo disfrutan los peques con los bichos... Bueno, con la abeja traidora no, jajajajaja!
    Muas!
    PS: Me encanta eso de que tu discutas con Raúl pero él no. Chico listo!!

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    1. El peque asegura que la culpa no fe de la avispa, sino suya que la asustó al subirse a la estatua. Encima la disculpa!!!!

      Y sí. Raúl es un chico listo jajaja

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  7. Que fastidio lo de la avispa, pero que dia tan genial, me encanta la foto del oso, parece que está saludando, jajja.

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  8. Síiiiii, puse la foto del oso a posta a modo de despedida jajaja

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Me encanta saber lo que piensas.