Jugando a Magos con Zalunira

Esa tarde mis niños salían con el morro torcido. Supongo que el aguacero que cayó ayudó a incrementar su mal humor. Camino a casa no hicieron más que pelearse y tocarme las narices, así que llegué a replantearme dejar la aventura del Mago Lineus, de Zalunira, para otro día. Pero el hecho de tener la casa plagada de pistas hizo que me decidiera a organizarlo fueran cuales fueran las consecuencias.

En cuanto les hice partícipes de mis intenciones se pusieron contentos ipso facto. Un juego como el de los piratas era un caramelo demasiado apetitoso para seguir gruñón mucho tiempo. Estaban deseando comenzar.

En esta ocasión teníamos que reunir los ingredientes para una poción que devolviera los poderes al mago protagonista de la historia para que pudiera participar en una competición de magia. Un simpático duendecillo nos iría dando pistas y enigmas para averiguar lo que nos hacía falta. Cada vez que resolvían un acertijo tenían que dibujar y escribir el ingrediente secreto en un papel que venía con las reglas del juego. ¡Hay que ver lo bien que escribe ya Daniel! el único que se le resistió fue uña de trol y decidió escribir dedo. Si es que es un niño con recursos. Iván sólo dibujaba porque es muy pequeño para escribir.

En esta ocasión les di los enigmas por duplicado para que los hicieran todos, pero creo que casi mejor fue el método anterior de repartirlos por nivel de dificultad porque Daniel los resolvía antes que el pequeño y eso fastidiaba muchísimo al pobre. Con las pistas pasó un poco lo mismo. El mayor estaba bastante inquieto y no dejaba que su hermano recogiera ninguna. Al final lo tuve que agarrar en una par de ocasiones para que Iván cogiera alguna y no estallara la hecatombe.

"Me llevas al super y me llenas de compra" "¡¡El carritoooo!!" y allá que iba Daniel a supervelocidad empujando a su hermano si se le cruzaba por delante, "Estoy en un cajón gigante, el más grande todo el salón" y poco le faltaba al mayor para empotrarse contra la tele para llegar el primero al cajón. Menos mal que se me ocurrió esconder una pista gemela en cada almohada. Fue la pista que más alegres encontraron. Los enigmas se componían de juegos de sombras, series, juegos de atención, los laberintos que tanto les gustan a estos peques...

Y las pruebas también les gustaron muchísimo. En la primera teníamos que pasarnos un disco de gomaespuma blandito hasta que parara la música y cuando esto sucedía el que tenía el disco se lo tenía que lanzar a uno de los otros dos jugadores. Se lo quedó Daniel e Iván salió pitando para que no le diera. Yo me hice la remolona porque sabía que se iban a partir de risa si me daban a mí. Una que es así de sacrificada. Y que sabía que el disco no hacía nada de daño, claro.

La prueba que más les gustó fue la de atrapar la cola del dragón. Me puse la cabeza de dinosaurio que tenemos, me até una cinta con unos pompones y corrí que me las pelaba. Se lo pasaron en grande intentando atrapar mi cola. Fue todo un acierto porque me di mucha maña para que cada vez ganara uno y no hubiera problemas.

La tercera prueba consistió en hacer una carrera con un pompón y una pajita por participante. También les gustó mucho, aunque Daniel hizo trampa y a veces se olvidaba de que tenía que soplar por la pajita. Como ya habíamos tenido alguna que otra riña le dejé hacer porque vi que se lo estaban pasando bien y a Iván no le importaba. En realidad, se olvidaron de que era una carrera y cada uno seguía su bolita sin dirigirse a la meta que había fijado.

Cuando acabamos de recopilar ingredientes les metí en la cocina. Se me había ocurrido que podíamos hacer la fórmula mágica en forma de bizcocho, así que puse pegatinas en la harina,la levadura, los huevos... Y les pedí que buscaran los ingredientes de la lista. Al ser viernes y estar ya cansados les tuve que ayudar bastante. Sólo diré que los huevos acabaron en el suelo. Ahí estuve a un pelo de perder la paciencia y mandar todo a la porra, pero me contuve y salvé lo que pude para el bizcocho con mi mejor sonrisa al estilo Cruela Devil. "¿Que si me pasa algo? Nooooo, que vaaaaa... Con lo bién que lo estáis haciendo casi sin pelearos a cada segundo ni nadaaaaa" Como todavía no entienden la ironía ellos tan felices mezclando ingredientes a lo loco en la termomix. Y a la hora de volcar la masa en el molde... Cada uno quería uno diferente. Si ya me lo estaba imaginando yo. Al final puse mitad en uno y mitad en otro para evitar enfados y los dos moldes al horno.

Salvamos los poderes del mago y en agradecimiento nos regaló su tesoro. A lo que el mayor comentó algo así como "¡Ya era hora!". Me temo que es mejor que jueguen sin saber que al final de la aventura hay sorpresa. Estaban encantados con sus dianas de los chinos, sus pomperos y sus pegatinas. Al final los dardos no se pegaban en las dianas, pero que no les importó lo más mínimo porque podían contar los puntos a viva voz y ya está. Me encanta esa faceta de verle lo bueno a todo.

"Mami, el siguiente juego lo quiero de conejitos" me susurró al oído el más pequeño. ¡Madre mía, no se cansan nunca!

Vuelvo a dar gracias por la paginita en la que te organizas todo el juego poniendo el orden de las pruebas y acertijos, con las respuestas y todo. Gracias a ella salió bien el juego porque fue algo caótico.

Por cierto, os recuerdo que seguimos sorteando tres juegos de Zalunira. ¡Mucha suerte!