El sábado nos subimos al coche rumbo a Covarrubias prometiendonoslas muy felices. Sobre todo los niños que no dejaban de brincar en sus asientos anticipándose a las excursiones y correrías que iban a hacer por el pueblo.
Llegamos a la casa, sacamos los bultos, Raúl dió la luz, conectó la caldera y... ¡pooof! Saltaron los plomos. Uy que raro. Raúl dió la luz, encendió la caldera y... ¡plof! Otra vez a oscuras. Oh oh. A tres grados en la calle y sensación térmica de menos muchos grados y... ¡se estropea la caldera!
Ya estaba yo pensando en meter de nuevo las maletas en el coche cuando el pater de familia gritó: "¡Que no cunda el pánico! Voy a encender la chimenea". Eso iba por mí, porque los peques no estaban ni un poco nerviosos. Se tiraron en la alfombra a jugar con los clics y no se quitaron el abrigo porque les amenacé sin tablet todo el fin de semana si se les ocurría hacer el más mínimo amago para despojarse de tan imprescindible prenda de vestir. Que luego viene los resfriados múltiples.
El papá se puso manos a la obra y enseguida estábamos comiendo un puré de tetra brick y tortilla de patatas precalentada al amor de la lumbre. Con la lluvia que no paraba y la casa sin calefacción ni agua caliente no nos atrevimos a dejar que los niños se pusieran de barro hasta las orejas así que el plan era una maravillosa tarde de mantita y sofá frente a la chimenea. Los papis estábamos encantados, pero los peques rabiaban por salir. Parecía que los hubiéramos enjaulado. Aún así no les quedó más remedio que buscarse las castañas y buscar entretenimientos de interior. Un saco de dormir que encontró Raúl y que pensaba usar para que los niños no pasaran frío esa noche fue el juguete más divertido para ellos.
Probamos a ver si cabían los dos, pero estaban de lo más apretados, así que la idea fue descartada entre carcajadas y guerra de cosquillas de los más pequeños de la casa.
Otra baza que los tuvo entretenidos más de dos horas fue la película de Scooby Doo que echaban esa noche en Boing. Era malísima, pero a los chiquillos les encantó. Esa noche dormimos aplastados por mantas y más mantas. Estábamos tan cansados que caímos enseguida. Yo soñaba con que le técnico de calderas llegara a la tarde del día siguiente tal y como nos había anunciado por teléfono y nos arreglara el problemón lo antes posible.
q frío!!!! pero con la chimenea, ...seguro que genial y así diferente.
ResponderEliminarEspero hayáis solucionado el problema y paséis unas agradables vacaciones.
Sí que tuvo su lado bonito, pero empeoré del resfriado que llevaba sniiiiif
EliminarDe verdad se pueden tener tantos mocos!!! Aaarg
Pero dí que lo pasamos bien :D
Hola. espero que al día siguiente os arreglaran la caldera... por lo menos teníais al chimenea y los peques disfrutaron con el saco de dormir... una jornada diferente y muy entretenida. Seguimos en contacto
ResponderEliminarQue va. A día de hoy aún no han llegado las piezas que necesitan para arreglarla. Yo estoy en Madrid currando, pero ellos siguen allí, aunque por lo que cuentan no lo están pasando mal ;)
EliminarMadre mia que situación, menos mal que los niños se lo toman todo a bien. Ya vi por Fb los problemillas que tuvistéis, bueno al menos teníais la chimenea.
ResponderEliminarToda una aventura jajaja
EliminarLo malo es que al final Daniel se nos puso pocho el pobre...