Este año, nos convocaron a las once y media para ver antes un teatro impresionante. La historia de una princesa y un príncipe que se enamoran en medio de un círculo de fuego (lo hicieron con algo que sería gasolina y quedó muy bonito).
Entonces viene un monstruo y acaba con sus vidas. Menos mal que una bruja revive al chico con un hechizo de chispas y le da un arma candente para acabar con el monstruo que también viene preparado con fuegos artificiales. ¡Una pasada! Tanto que para algunos niños fue demasiado y de la primera fila salieron huyendo hasta las faldas de sus madres. Los míos, no. Ellos siguieron en la primera fila gritando: "¡Acaba con él!"
Tras el precioso teatro callejero llegaron los fieles a acusarnos de esconder entre nosotros a un adorador del demonio.
Tras muchos aspavientos y muecas terroríficas lo encuentran entre la multitud y le queman con unas chispitas. Pero, tranquilos, que no muere. Al contrario, es un demonio del que no recuerdo el nombre y se va a vengar con creces. Primero, de sus captores convirtiéndoles en sus esclavos y haciéndolos partícipes de un espectáculo de malabares y fuego. Y después, de nosotros, el público, por no haberlo escondido bien.
Entre todos hacen una pócima con aliento de dragón, patas de araña, ojos de sapo y pelo de una virgen... ("Mami, ¿qué es una virgen?" me preguntó Iván con ojitos inocentes. Los que le rodeaban se mondaban , pero no me ayudaron a salir del apuro por lo que opté por asegurarle que se lo explicaría tras acabar el espectáculo. Afortunadamente, se le ha olvidado el tema).
Los ahora satánicos, acabaron la poción y terminaron la invocación con unas bengalas impresionantes y unos fuegos artificiales que hicieron retumbar el crucero de la plaza. Entonces les tocó el turno a los demonios que salieron echando chispas hacia la multitud que ya corría que se las pelaba. Con la lluvia de fuego comenzaron a recorrer las calles del pueblo con la batucada creando ambiente detrás de sus pasos.
En un principio, íbamos detrás de la comitiva, pero Daniel se empezaba a aburrir de ver los fuegos de lejos y nos pidió que nos acercáramos. Con tanta gente que había acabamos por perdernos, yo con Iván y Raúl con Daniel.
En un momento dado, el peque y yo nos encontramos con un fuego cruzado de demonios. Los había a ambos lados de la calle y acortando distancias. Me pegué todo lo que pude a la pared mientras Iván se abrazaba a mí con todas sus fuerzas. Creo que ambos disfrutamos de verlos tan de cerca, pero más yo que él porque, cuando logramos escapar (no sin que antes nos gruñera un diablo muy de cerca) el chiquillo me comentó su deseo de volver a casa ipso facto ya.
El jolgorio demoníaco acabó con unos fuegos artificiales, pero esos yo me los perdí porque me metí en la cama con un peque asustadito que se abrazó a mí como si no hubiera un mañana hasta que se durmió. Poco después venían los otros dos valientes y nos despertaban sin piedad para contarnos sus aventuras con las criaturas del averno. Como ya tenía a su hermano a su lado, Iván consintió en tumbarse en su camita.
Los chiquillos se quedaron roque enseguida y no tuvieron ni una pesadilla. Menos mal.
Que chulada!! tiene que ser divertidísimo
ResponderEliminarEndemoniadamente divertido jajaja
EliminarMe encantaría ir!! Besotes.
ResponderEliminarPues para el próximo año venteeee
EliminarEs a primeros de Julio. Tienes que comprarte un calendario jajaja
Jajajaja. Será por falta de calendarios... lo que tengo es falta de tiempo.
EliminarTe entiendo!! A nosotros también nos faltan días para tantas cosas divertidas por hacer ;)
Eliminarq guay!!!!!!!
ResponderEliminarMola mucho verlo y vivirlo jajaja
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