La plaza de los chorros no se llama así, evidentemente. Así la llamamos nosotros por razones obvias. El nombre real no nos lo sabemos. Nunca nos hemos preocupado en averiguarlo. Es curioso como les cambiamos los nombres a ciertos lugares según nuestras experiencias.
El caso es que este verano hemos ido bastante para refrescarnos y variar de la piscina de vez en cuando, pero, hasta la última vez, no nos habíamos dado cuenta de que habían patos en el estanque. De hecho, yo juraría que no habían. ¿Se habrán mudado hace poco? ¿Estarían de paso?
Los niños se quedaron mirándolos embelesados tras el descubrimiento. Incluso intentaron acercarse con gran peligro de su integridad física porque el estanque está tirando a verde asquerosito y yo no metería ni una uña dentro. Pero ellos son unos valientes, así que se alongaron sobre las aguas pantanosas hasta límites insospechados. Patos no tocaron, porque tontos no son, pero recuperaron una pelota solitaria que navegaba por ahí y un palo enorme que les hice tirar sin contemplaciones.
En esas estábamos cuando llegó una señora, sacó una bolsa, de la bolsa sacó pan y empezó a tirárselo a los, de repente ansiosos patos. Muy pronto tuvo al enjambre de niños con ojos de bambi alrededor. La verdad que era una señora encantadora porque enseguida hizo trozos el pan y lo repartió lo más equitativamente que pudo entre las manitas que se estiraban hacia ella ansiosas.
Los peques se lo pasaron genial alimentando a los patos (¡como si no lo hubieran hecho nunca!), que se dejaron cebra muy a gusto. Una vez terminado el festín alzaron el vuelo y se perdieron en el aire. En busca de otro estanque, supongo yo. Imagino que deben acudir al pan de la señora y luego se piran. Eso explicaría por qué no los habíamos visto nunca antes.
Al final poco jugaron con los chorros con la novedad del estanque. Y me temí que acabaran llenos de cieno y basura, pero, felizmente, me los llevé sequitos a casa. Fue un alivio.
Q tendrá el alimentar patos y el agua sucia, q tanto entusiasma a los peques para horror materno ;-)
ResponderEliminarAunque la verdad, pensé q habían acabado dentro del agua, ¡¡bien por tí q conseguiste q no se metieran!!
Yo también pensé que se iban para adentro. Donde nosotras vemos enfermedades, virus, gérmenes, manchas que no se van... ellos ven aventura jajaja
EliminarPor aquí teenemos tb un estanque pero con patos fijos, jajajaja. De vez en cuando toca ir a tirarles gusanitos, chica, que es de lo más divertido. Eso sí, con cuidado de los que se te acercan en plan ansía y no calculan, que ya se llevaron un buen pellizco (con más susto que daño, jajajaja).
ResponderEliminarMadreeee que patos más peligrosos jajaja
EliminarNo distinguen gusanitos de dedos. La verdad es que sí que es divertido darles de comer, pero meterse en los laguitos urbanoasquerosos nooooo
vaya sorpresa! esperemos vuelvan los patos, ahora tendréis q guardar el pan duro y llevarlo al parque :D
ResponderEliminarFijo que guardamos el pan, lo llevamos y ya no están jajaja
EliminarJuro que era la primera vez que los veía y hemos ido mucho a esa plaza este año. Una sorpresa que convirtió nuestro día en toda una aventura jajaja