Cuando era pequeña no recuerdo que hiciéramos mucho a finales de octubre. No era una fecha muy especial en mi casa. Supongo que mis padres irían al cementerio y creo recordar que yo también fui alguna vez. Ahora el boom Halloween ha convertido la última semana de octubre y primeros de noviembre en un fiestón. Por aquí los peques estaban muy emocionados con la perspectiva porque esta es su fiesta preferida. Da igual que sea extranjera o que tenga una tradición de escasos diez años por estos lares: monstruos, zombis, sangre, terror... pues ya les mola. Qué vamos a hacer. No he parido almas sensibles.
Yo no tenía muchas ganas de historias, así que les preparé el socorrido disfraz de zombi y santas pascuas. Así fue Daniel a una fiesta muy chula a la que le invitaron llena de música, decoración flipante y terrorífica, juegos... Iván también fue, pero no tenía ganas de disfrazarse y fue con el auténtico disfraz de niño travieso. Uno de los más terroríficos.
Pensaba usar el mismo recurso para su fiesta del Ampa en el cole, pero la tarde antes Daniel miró su disfraz de zombi, le pareció muy cutre y me miró con ojitos de bambi mientras me sugería cambiarlo por uno de la impresionante muerte. Casi me da un ataque de nervios de última hora, pero afortunadamente recordé una cutre chaqueta larga negra que tengo y que hace mil años que no me pongo (menos mal que no la he retirado), las manos de esqueletos que les compramos hace mil años en los chinos y la capucha del disfraz de Kylo Ren de Iván. Sólo tenía que maquillarlo en plan calavera y listo.
Pero claro, no me lo iban a poner tan fácil. Iván miró a su hermano con ojitos golosos y soltó las temibles palabras que ya me estaba temiendo: Yo-tam-bien-quie-ro. Toma ya.
Vaaaale. Pues esto ya iba a requerir de una visita al todo a cien. En cuanto llegó el pater me escapé a la tienda y volví con dos guadañas muy majas y dos caretas de Scream. Lo único que encontré que se pudiera adaptar a lo que queríamos. Afortunadamente contaba con unos guantes esqueleto que compré en el Alcampo el año pasado (o el anterior) y que podía ponerse el benjamín.
A ver, a ver. Daniel: mi chaqueta, manos de esqueleto, guadaña y careta. Iván: Traje de Kylo, careta, guadaña y guantes de esqueleto. ¡Perfecto! Si es que, como dice mi niño mayor, soy una mami "currona" y lo consigo casi todo jajaja.
Así fueron al día siguiente a su fiesta del cole y he de decir que causaron sensación, tanto en la calle como en la fiesta. Sobre todo porque el mayor se apostó en la puerta quieto como una estatua y asustando terriblemente a los pobres peques de infantil que venían tan ilusionados corriendo, se encontraban con "Eso", se ponían a berrear como becerros y ya no querían entrar al cole ni locos. Tuve que sacarlo de allí a base de gritos. Me costó porque se lo estaban pasando pipa el muy bicho.
Al final fueron llegando muchos más niños disfrazados. Y este año el equipo muerte fue el más numeroso. Daba risa ver a tantas calaveras corriendo por el patio. Como siempre, ellos se lo pasaron genial, y yo me estresé corriendo de un lado a otro para tenerlos algo controladas. Me he jurado que para la fiesta de Navidad les dejo a su bola y me lo tomo con más calma. ¡Que se busquen la vida!
Guauuuuuuuuuuuuuuu me encantan! dan miedo de verdad!!!! uuuhhhh!!! 4 cositas y listos! :D pero sí q dan miedo y la foto en el banco.... uuuuhhhhh!!!
ResponderEliminarHappy Halloween!!!!
Síii. Creo que nos pasamos un poco para una fiesta infantil jajaja
EliminarPobres niños de tres y cuatro años. Los tenían atemorizados ainss
Están ideales de la muerte. Anda, que vaya gamberro asustando a los de infantil. Jajajaja. Pues sí, eres muy "currona". Besotes!!
ResponderEliminarDe la muerte total jajaja
EliminarY sí, son unos gamberros tremendos ainss
Muchas gracias!!!